La formación de un grupo no es casual. Primero nos unen unos
objetivos básicos comunes, pero luego se van formando relaciones entre las
personas que lo componen y se forma el grupo propiamente dicho. Con el tiempo
va evolucionando en su tamaño y estructura, no sin problemas tanto externos
como internos que pueden hacerlo peligrar o simplemente convertirlo en personas
que se reúnen solo para un fin egoísta (de ego).
El Karate establece una excepcional guía para el cultivo del
individuo dentro de un grupo. El apoyo mutuo es imprescindible para el
desarrollo personal. El hombre ha evolucionado gracias a la cooperación no a la
competición. En nuestra práctica existen protocolos, normas, jerarquías y
valores que hacen del dojo un laboratorio donde podemos experimentar aquello
que debemos llevar a nuestras vidas.
Por todo esto nos gusta realizar actividades también fuera del
dojo, para poner en práctica estas enseñanzas, y en donde nuestro grupo de
practicantes de Karate-do, se pueden interrelacionar con otros grupos de
familiares y amigos, y donde además se estrechan lazos de amistad. También los
roles cambian un poco (a veces mucho) y así es posible conocerse fuera del
ámbito del Karate.
En esta ocasión el detonante de organizar esta reunión fue la
posibilidad de que nos presentasen una nueva ginebra japonesa que la casa Suntori
ha puesto en el mercado. Nuestro compañero José Antonio Iglesias, consiguió que
un representante de la empresa Maxxium España, Miguel Sánchez, nos explicara
las excelencias de dicho producto y nos ofreciera una pequeña cata (cata con
“c”, claro).
Pero las actividades son para “todos los públicos” así que
empezamos por gestionar una paella. Tras el entrenamiento matutino de todos los
sábados, nos dirigimos a nuestro local habitual para estas ocasiones, donde
Sensei Carlos Cuesta como siempre, estuvo a cargo de su puesta a punto y de que
nada le faltara a nadie.
Nuestro compañero Dani Martin cambió su cinturón negro por el
delantal y fue el encargado de elaborar la paella, y paella “pa” tantos no es
trabajo fácil, pero salió airoso de la prueba. También Baldomero Espín hizo lo
propio y se puso al mando de la plancha con Carolina Torres de pinche.
Después del almuerzo y el café, se generó de manera espontánea
una especie de cambio de papeles intergeneracional, y los más veteranos se
entregaron en cuerpo y alma en mostrar a los más jóvenes antiguos juegos, ante
la envidiosa mirada de los que no se atrevieron a participar.
"Sota, caballo, rayo" |
"El moscardón" |
"Estatuas mudas e inmóviles" |
Finalmente llegó la hora de la cata. Miguel nos explico que la
ginebra artesanal Roku se destilaba y embotellaba en Osaka y que estaba
elaborada a partir de seis botánicos (o aromatizantes) de origen japonés, todo,
incluida la presentación con el típico sello de como los japoneses hacen las
cosas. Luego nos la preparó para su
degustación y pudieron disfrutar de su agradable aroma y peculiar sabor,
incluso los que no eran aficionados a este tipo de bebidas.
En fin, una agradable jornada, agradeciendo a Andrés López y
Oscar Ureña que mantengan su atención en sus máquinas fotográficas y así poder
compartir buenos recuerdos.
AMGK