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martes, 10 de enero de 2023

JESÚS ESPIGA

 


    El Karate Club Málaga estaba situado en un amplio sótano de la céntrica calle Beatas. Allí, un mes de abril, conocí al que sería mi primer profesor de Karate; Jesús Espiga Rodriguez. De eso hace ya casi 47 años.


    En aquella ocasión, tras bajar un primer tramo de escaleras, en un amplio descansillo, Jesús estaba con el karategi puesto sentado tras una pequeña mesa. Yo ya había visitado el dojo unos días antes, pero era la primera vez que entablaba conversación con él. Era el día de mi inscripción.

    Mientras hablaba de las bondades de la práctica del Karate yo me fijaba en sus manos notando las marcas en sus nudillos. Entregué un par de fotos y pagué la mensualidad de Mayo, recibiendo el carnet de color rosado que todos sus alumnos guardamos con cariño.

    Sobre aquel tatami de colchonetas recubiertas con una lona plastificada de color amarillo, inicié mi andadura en el Karate-dô.

Primeros años en el Karate Club Málaga

    Pensando en mi relación con Jesús en aquellos años, se alternan mis recuerdos y sensaciones con la perspectiva que dan los años y la experiencia, y con mi concepto actual de un sensei después de haber conocido a muchos.

    Hoy sabemos que la palabra japonesa “sensei” alude literalmente al que “ha nacido antes”. Desde ese punto de vista, cuando yo le conocí en aquella tarde de Abril de 1976, yo tenía 14 años y él 35. Él era segundo Dan (entonces eso no era poco) y para mí era el inicio del camino. Él ya conocía lo que era la vida, trabajar en otro país y entrenar con un maestro japonés y yo apenas comenzaba a ampliar mi círculo vital. ¿Cómo no verlo como un referente?

Jesús en sus años de aprendizaje en Alemania

    Jesús tenía una indudable habilidad técnica y una idea clara de lo que para él era el Karate, respaldada por la experiencia con sus maestros. Nos inculcó el respeto a las normas de etiqueta del dôjô y nos enseñó como conseguir unos fuertes fundamentos técnicos.



    La relación profesor/alumno que se estableció con él fue distinta en función de la edad de cada uno de sus alumnos. Yo solo puedo decir que como adolescente siempre fue amable y cariñoso conmigo (sin quedar exento de rapapolvos y trato duro en el tatami) y más tarde se estableció una relación de mutuo respeto hasta el presente, cuando ocasionalmente nos veíamos y hablábamos de los viejos tiempos.


    En cualquier caso todos los que iniciamos nuestro aprendizaje en el Karate Club Málaga, debemos a Jesús que lo fundara. Quizás pudimos empezar en otro lugar, pero no fue así, y quizás pudimos cambiarnos a otro dôjô, pero perseveramos. No cabe duda de que siempre apreció a sus alumnos, aunque fuera de una manera muy sui generis.



    En una entrevista realizada en el año 2006, que un gran amigo suyo, Javier Brieva, le hizo para el programa “Cinturón Negro” de PTV, Jesús dijo las siguientes palabras:

“Debo dar las gracias a todos mis alumnos, porque creo que han sido, y son, buenos alumnos, dentro del Karate, pero sobre todo por su nivel humano. Considero que todos son buenas personas, y estoy sumamente agradecido”

    Ahora Jesús, Espiga, como muchos le conocieron, se ha ido a pocos días de cumplir los 82 años. Vivirá en nuestras mentes su imagen y el recuerdo de aquel amplio sótano. Y en nuestro corazón, los sentimientos que despertaba aquella atmósfera que creamos entre todos y que cuando eras de los últimos en salir y con el dôjò ya vacío, se mantenía cuando la luz se apagaba.

Antonio Ávila









martes, 28 de marzo de 2017

KARATE EN TORREMOLINOS (I Parte)

En el gimnasio "Arte y Deporte". Febrero, 2017
Si en Google iniciamos una búsqueda con los términos “Karate” y “Torremolinos”, vemos que a pesar de la importancia de la practica a todos los niveles de esta disciplina en nuestro municipio,  los primeros resultados están aún copados por una esperpéntica y cutre película producida en el año 2003 titulada: “Karate a Muerte en Torremolinos”. 

Vamos a intentar darle al Karate su verdadero lugar y comenzaremos por el principio:

En el Torremolinos de los años 60 y 70, sin duda hubo karatekas británicos y sobre todo franceses que nos visitaron en sus vacaciones estivales, pero no fue hasta 1978 cuando se empezaron a dar clases de Karate en nuestro municipio. El primer estilo fue el Shukokai, creado por el maestro Chojiro Tani a finales de la década de los años 40[1].

El Shukokai se expande fuera de Japón en los años 60, y en los 70 ya existía un grupo estable en el Reino Unido, del que procedía Luis Vallespin Lajusticia. El zaragozano Luis Vallespin estaba afincado en Londres por motivos laborales y a finales de los años 70 se traslada a Torremolinos, donde dos de sus maestros ingleses habían alquilado un local para la práctica. Local que Vallespí abriría como el Shukokai Dojo situado en la primera planta del Edificio Entreplazas[2] y que se mantuvo abierto no más allá del año 1982.

Shukokai Dojo. Rv. "El Budoka", Feb. 1979.  En el centro J. Espiga y L. Vallespin

















Vallespin que en aquella época poseía el cinturón negro primer dan y tenía conocimiento del uso de varias armas del Kobudo, entabla amistad con otros dos karatekas que residían en Torremolinos: Jesús Espiga Rodríguez y Javier Brieva Ortega, y como se solía hacer en la época, frecuentemente practicaban juntos dentro y fuera del dojo.

J.Espiga y L. Vallespin en el Molino del Inca, 1979
Jesús Espiga ya había inaugurado su dojo, el Karate-Club-Málaga, en 1974, y como su nombre indica se ubicaba en Málaga capital siendo precursor de esta disciplina en la ciudad. Madrileño de nacimiento aprende Karate del estilo Goju Ryu en Alemania, de la mano del maestro Kiyoshi Ogawa, que era allí uno de los representantes de la línea japonesa de este estilo, el Goju-Kai, liderada entonces por el gran maestro Gogen Yamaguchi[3].

J. Espiga y J. Brieva en Pueblo Blanco.
Rev. El Budoka, Enero, 1979.
Javier Brieva aunque residente, tampoco es de Torremolinos. Nace en San Sebastián, y a temprana edad es alumno de los pioneros del Judo en Bilbao y mas tarde de los del Karate, aunque en el periodo del que ahora nos ocupamos, su maestro mas directo era Osamu Nomura del estilo Shotokai, que residía en Madrid. Por esos años, Javier comienza a ser un gran divulgador de las Artes Marciales, publicando multitud de artículos en la presa deportiva general y en publicaciones especializadas. En 1979 abriría su propio dojo en Málaga, el prestigioso “Gimnasio-Club-Brieva”.

Volviendo a Torremolinos, Jesús Espiga, entonces segundo dan de Goju-Kai, inaugura en 1979 el Karate-Club-Torremolinos, en los bajos del Edificio San Enrique. Allí impartiría clases secundado por alumnos suyos del Karate-Club-Málaga como Lorenzo Marín y Antonio Avila, y es allí donde está el origen de los que más tarde significaría el estilo Goju-Ryu en Torremolinos, tanto en lo tradicional como en lo deportivo.



Karate-Club-Torremolinos. Sentados en el centro Lorenzo Marín y Antonio Avila, 1980
 En esos años la pasión  por la práctica hacía que, como hemos dicho, fuera frecuente realizar entrenamientos complementarios al aire libre. Por ello tanto alumnos como profesores podían encontrarse ocasionalmente practicando en las playas o en los pinares del municipio.

Lorenzo Marín y Antonio Ávila. Playa de Los Álamos, 1980
Algunos de estos profesores eran además de origen japonés como Akihiro Mieno, de la escuela Itosu kai que vino desde Japón en 1976, o Masanori Muraishi de la escuela Gensei Ryu que llegó a Málaga en 1979. Ambos residían en Torremolinos a finales de los años 70, aunque impartían sus clases en Málaga. Otros, en sus visitas a la costa mantenían su práctica, como el legendario competidor aragonés Fernando Rosuero, amigo personal de Jesús Espiga.

J. Espiga y F. Rosuero
Las películas made in Hong Kong habían popularizado a las Artes Marciales asiáticas, pero aun llamaba mucho la atención ver a alguien “disfrazado” de karateka, por lo que se solían hacer muchas demostraciones con el fin de dar a conocer el Karate frente a otras disciplinas. En Torremolinos se aprovechaban los lugares de mayor afluencia de público para realizarlas, por lo que lugares y horarios insólitos hoy en día para hacer una demostración, eran “normales” en aquellos días.


A comienzos del año 1980 llega a Torremolinos el karateka de origen suizo Didier Kuchler[4]. Tras una temprana y exitosa etapa de competidor, se había trasladado a California donde practicó el tradicional estilo Shotokan del maestro Tsutomu Ohshima. Didier es acogido por Jesús Espiga ofreciéndole la impartición de clases en sus dojo de Málaga y Torremolinos. 

J. Espiga y D. Kuchler
Es una época de interacción con los alumnos de Goju-ryu, enriqueciéndolos con sus conocimientos e interviniendo en la preparación de varias competiciones

D. Kuchler como Coach de equipo Goju-Ryu, 1980
A finales del año 80, se independiza fundando el “Club Shotokan Karate-do”[5] en el primer piso del Edificio San Enrique.
Didier Kuchler en su dojo
A partir de ahí comienza la formación de muchos alumnos, convirtiéndose Torremolinos en la sede del Shotokan del maestro Ohshima en España, lo que refrendó con su primera visita realizada en Junio de 1982, dando notoriedad internacional al municipio gracias al prestigio mundial de este maestro.

Maestro Ohshima, D. Moreno (alumno del Karate-Club-Malaga)
y D. Kuchler. Torremolinos, 1982
Antonio Avila



[1]                 Tani sensei,  fue a su vez discípulo directo de Kenwa Mabuni, creador del conocido estilo Shito-ryu.
[2]     El mismo que en la actualidad ocupa el Club Goju Ryu Torremolinos.

[3]     Gogen Yamaguchi sensei era 10º dan y falleció en 1989. Jesús Espiga en 1977 lo conoce personalmente en Tokyo, y en la misma ocasión Javier Brieva, por primera vez en Europa, consigue una ya histórica entrevista con él.
[4]     Tristemente fallecido en el año 2015
[5]     Actualmente desaparecido.