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jueves, 6 de enero de 2022

ARTE FOTOGRÁFICO

 




Nuestro compañero Andrés López Montiel (C.N. 2º dan) es el encargado de documentar fotográficamente la gran mayoría de nuestras actividades. De manera voluntaria y siempre con la cámara en ristre, sacrifica algo de su participación y disfrute, para que todos tengamos un recuerdo. Pero la mayoría de las fotos que publicamos son instantáneas y nos gustaría que también se viera su trabajo de mayor calidad.

AMGK


    Mi primera gran afición es el Karate, y luego le sigue la Fotografía. Mi sensei, Antonio Ávila, sabedor de ello me habló de la posibilidad de publicar algunas fotos en el blog y le hice caso como siempre, por supuesto.



    No son fotos relacionadas con el Karate, son fotos que la mayoría están hechas en el Paseo Marítimo de Playamar y Carihuela (Torremolinos), buscando la dirección de la luz, encuadre, el punto de enfoque, o sea disfrutando de la Fotografía. La fotografia en B/N con los jóvenes mirando al mar mientras la "familia pato" se pasea a su espaldas es la que más me gusta. Como muchas veces en nuestra vida, pasan cosas muy bonitas y nos la perdemos por no estar mirando en la dirección adecuada.































    



    Las Fotografías de Karate con mis compañeros son fotos instantáneas, del momento, pero son fotos que luego nos recuerdan los buenos ratos que pasamos juntos. Evidentemente estas son para mi, las más bonitas, las que tienen más valor.



    MuchÍsimos Arigatous a los Senseis y a todas/os los compañeros de la IOGKF.



@ndrés López

lunes, 31 de agosto de 2020

"RESPLANDOR DEL ATARDECER EN JUNGAI" (Jungai sekishô -筍 崖 夕照,)


Ya dijimos en un anterior artículo (http://malagagojuryu.blogspot.com/2020/08/ocho-vistas-de-ryukyu.html) que el maestro Hokusai había utilizado como modelo para la serie de paisajes “Ocho vistas de Ryûkyû” (Ryûkyû hakkei -琉球 八景) los grabados de la obra china de Zhou Huang titulada “Breve Historia del Reino de Ryûkyû” de 1757, reeditada en 1831.



Las imágenes originales impresas en blanco y negro, fueron coloreadas por Hokusai, algo modificadas y con nuevos elementos, ausentes en el original.

         El santuario de Naminoue, retratado por Zhou Huang tomó como base el existente tras la reconstrucción de que fue objeto después del incendio sufrido en el año 1633, lo que también indica que se habían erigido construcciones típicas de un recinto shinto, aunque su adhesión a la religión local aún fuera muy fuerte. Un elemento característico de los santuarios shinto (jinja -神社) es el torii (鳥居), la puerta o el arco que indica el inicio del espacio sagrado y que ya es representado en el grabado original.
Actual torii de entrada al recinto (2008)

Al igual que el grabado de la obra de Zhou Huang retrata un paisaje que evoca la cercanía de Ryûkyû con China, tanto en el dibujo como en las construcciones, las variaciones introducidas por Hokusai tratan de mostrarlo como un reino lejano y exótico, pero a la vez más cercano a Japón.

         Para ello introduce elementos “intercambiables” entre las culturas local, china y japonesa. Por ejemplo los tejados de estilo irimoya, los vemos hoy como típicamente japoneses, pero este es un estilo que penetró en Japón a partir de las construcciones budistas chinas. 

Los barcos de pesca no son característicos del lugar, más bien japoneses, pero en cualquier caso no muy diferentes a los modelos que por esas aguas se utilizaban.



Antigua foto de barcas de pesca entrando al puerto de Naha

Barcas de pesca (Museo de la Prefectura de Okinawa), 2019
El recinto del santuario está rodeado por una construcción de mampostería que le da sustento y actúa como muro protector de los elementos. Hokusai recrea su mampostería, y aunque lo más probable es que no tuviese una clara información de las construcciones de Ryûkyû, y lo hiciese como aparece en otros dibujos suyos, el efecto es similar al estilo tradicional de la zona llamado “aikatazumi”.


Aparejo aikatazumi. Castillo de Shuri, 2003.


Un “ingrediente” que da un sabor exótico a la estampa es la forma inusual en Hokusai del cartucho, donde incluye el título original chino en cuatro caracteres, el nombre de la serie y la firma del autor, y que recuerda a una especie de abanico chino, o a los usados también en danzas de Ryûkyû o portados por personajes como "Miruku".




Representación de Miruku con abanico. Shuri, 2008.

En cuanto al tratamiento general del paisaje vemos elementos propios de Hokusai aunque a veces atenuados por el respeto a la imagen original, como el punto de vista elevado o el obligado pequeño tamaño de las figuras humanas. 

Antonio Ávila

viernes, 21 de agosto de 2020

“OCHO VISTAS DE RYÛKYÛ”


Hace algunas semanas tuve el placer de asistir a una conferencia online impartida por el profesor David Almazán de la Universidad de Zaragoza, organizada por la Fundación Japón. (https://www.youtube.com/watch?v=hRhx2uMKkRI).
Al profesor Almazán ya tuve la suerte de escucharle hace un par de años con motivo de una exposición sobre la estampa japonesa que se celebró en el Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella. (http://malagagojuryu.blogspot.com/2018/09/estampa-japonesa-imagenes-del-mundo.html).
            La conferencia online versaba sobre las "Treinta y seis vistas del monte Fuji"富嶽三十六景Fugaku Sanjūrokkei), la serie de grabados de Katsushika Hokusai (葛飾 北斎 1760-1849) publicadas entre 1830 y 1833, conocida entre otras cosas porque incluye las famosísimas estampas de la “Gran Ola de Kanagawa” o la del  “Viento del Sur en el claro amanecer”.
Una impresión moderna de “Gaifu Kaisei” “Viento del Sur en el claro amanecer”.
Lo cierto es que a medida que transcurría la exposición muchos de los datos de la época concreta me eran familiares y en seguida caí en la cuenta de haber leído y visto otra serie de Hokusai, menos conocida, pero muy atrayente para los interesados en la historia de Okinawa y de su antiguo reino de Ryûkyû. Me refiero a las “Ocho vistas de Ryûkyû” (琉球 八景, Ryûkyû hakkei). Pensé que podía ser interesante hablar de ellas como excusa para dar a conocer algunos hechos y lugares históricos, en la época de personajes tan importantes en la historia de la formación del Karate como Sokon Matsumura.[1]
            Las “Ocho vistas de Ryûkyû”, fueron editadas en 1832 con motivo de la visita a Edo de la embajada del clan Shimazu, y cuando Hokusai estaba implicado en la producción de las "Treinta y seis vistas del monte Fuji" que se empezaron a editar un año antes, siendo estos años considerados como un periodo álgido en su creación artística.
             En el año 1609, el clan Shimazu de Satsuma se había anexionado el reino de Ryûkyû, hasta ese momento independiente aunque con una relación de vasallaje con la dinastía china de los Ming, que le permitía comerciar con todos los estados tributarios de China. Los de Satsuma sin embargo implantaron una especie de gobierno en la sombra controlando así esta relación comercial en una época en la que desde 1639 se decretó en Japón el cierre del país (sakoku 鎖国), y solo se podía comerciar a través de dos puertos con Corea y con los Países Bajos.
    Pues bien, tras la conquista del reino de Ryûkyû, el rey Shô Nei (尚寧), junto a consejeros y funcionarios, fueron llevados a Kagoshima (Kyushu), y más tarde a Edo ante el shogun Tokugawa Hidetada (徳川 秀忠), considerándose esta la primera misión de tributo de los súbditos de Ryûkyû. Desde entonces hubo una representación del reino en las embajadas que Satsuma enviaba de manera regular  para rendir pleitesía al shogun y cumplir con el sistema del sankin kôtai (参勤交代"servicio alternado"), que obligaba a los daimyo a residir de forma periódica en Edo. Aunque también tenían la misión de felicitar a un nuevo shogun o ratificar el ascenso de un nuevo rey de Ryûkyû.

    En la de 1832, gobernando  en Japón el shogun Tokugawa Ienari (徳川 家斉), el rey Shô Iku (尚育) de Ryûkyû, envía un séquito que encabezaba el príncipe Tomigususuku, como se puede ver en el pergamino de procesión que se conserva en el Museo Nacional de Kyushu en Dazaifu, el cual inmortalizó este acontecimiento.

Detalle del documento del Museo Nal. de Kyushu.
La llegada de las embajadas a la capital constituía un gran evento pues su numeroso cortejo formaba grandes procesiones. En la del clan Shimazu para subrayar que eran los únicos en poseer la fidelidad de un reino extranjero, se enfatizaba a los exóticos súbditos de Ryûkyû con sus vistosos trajes, sus estandartes, sus artes y su lengua, despertando un gran interés entre los edokko (江戸っ子 habitantes o nacidos en Edo), animándoles a conocer más de este remoto reino o de tener un recuerdo del acontecimiento.

                Los editores respondían a esta demanda con libros ilustrados y estampas sueltas que describían los paisajes de Ryûkyû. En este contexto es en el que se crean las “Ocho vistas de Ryûkyû”, diseñadas por Hokusai y editadas por Moriya Jihei.
“Ocho vistas de Ryûkyû”. En el Museo de Arte de Urasoe (Okinawa) puede contemplarse la serie completa. También posee pruebas de impresión.
    Sin embargo Hokusai nunca visitó las islas de Ryûkyû, y como en otros muchos ejemplos de su dilatada obra se inspiró en la obra de otros autores. En el caso de las “Ocho vistas de Ryûkyû”, utilizó una obra china; el Liúqiú-guó zhìlüè (琉球 , Ryūkyū-koku shiryaku, traducido como  “Breve Historia del Reino de Ryûkyû”). Escrito por Zhou Huang, embajador adjunto de la misión china a Ryûkyû de 1757, además de recopilar hechos históricos basados en informes de anteriores misiones, incluía usos y costumbres y una serie de imágenes de lugares famosos. Hokusai utilizaría este texto reimpreso en 1831.
            Las imágenes originales estaban en blanco y negro, y Hokusai aunque respetó en líneas generales la composición original, les da color y recrea el exótico ambiente imaginado por él, cambiando estilos arquitectónicos o incluyendo elementos como embarcaciones, diminutos personajes e incluso nieve.
            Algunas de las características de la obra de Hokusai, como mostrar la vida cotidiana de los personajes que aparecen en sus paisajes, y presentarlos desde un punto de vista relativamente bajo haciéndolos cercanos, cambia a una perspectiva alta y lejana, quizás para dar una sensación al espectador de que contempla el paisaje de un país desconocido y remoto, compuesto de pequeñas islas enmarcadas entre el cielo, el mar y la bruma.
            (continuará)
Antonio Avila
Bibliografía sobre Hokusai:
ALMAZÁN, DAVID: “Katsushika Hokusai. 36 Vistas del Monte Fuji”. Sans Soleil Ediciones, Vitoria-Gasteiz, 2019.
MOURELO, SUSO: “El Japón de Hokusai”. Ed. Quaterni, Madrid, 2019.
THOMPSON, SARAH E.: “Hokusai´s Landscapes”. MFA Publications. Museum of Fine Arts. Boston, 2019.


[1] Sokon Matsumura fue un importante personaje en el desarrollo de las artes marciales de Ryûkyû, siendo alumnos suyos muchos de los más importantes maestros del Shuri-Te. Sirvió como guardia real y embajador bajo los reyes Sho Ko, Sho Iku y Sho Tai.

domingo, 16 de septiembre de 2018

ESTAMPA JAPONESA: IMÁGENES DEL MUNDO FLOTANTE




Siguiendo con las actividades del “150 Aniversario del Establecimiento de Relaciones Diplomáticas entre España y Japón”, pero esta vez en Marbella, hemos asistido a la exposición organizada por el Museo del Grabado Español Contemporáneo, titulada “Estampa japonesa: Imágenes del mundo flotante”


La técnica de la xilografía es introducida en Japón desde China en el siglo VI, pero es en el periodo Edo (comienzo del siglo XVII hasta la segunda mitad del siglo XIX) cuando hayamos su máximo esplendor al ser elegida está técnica para la difusión de un arte popular que sin caer en la vulgaridad, encontró en la nueva clase burguesa a sus mecenas. El grabado tradicional japonés nace relacionado con la ilustración de textos pero pronto comienza a utilizarse como una obra impresa lista para ser contemplada de manera individual.  El poder realizar  grandes tiradas la hizo accesible para la mayoría de la gente.

Las llamadas en occidente "estampas japonesas" tuvieron una gran influencia en el denominado "Japonismo" que impregno a muchos artistas impresionistas, modernistas y de las vanguardias del siglo XX. (Ver en este blog "Japonismo" Febrero, 2017)



















A los hanga (han-tabla y ga-dibujo/ grabado) se les suele denominar poéticamente ukiyo-e, “imágenes del mundo flotante”, en referencia a un mundo efímero y pasajero, desarrollado por y para la burguesía, que existe paralelo a su realidad cotidiana y que evoca toda experiencia que se relacione con el placer de los sentidos, con el disfrute del tiempo libre.

Ejemplos del género bigin-ga

En la exposición del Museo del Grabado, se presentan unas cincuenta obras que representan estos temas: El género de bigin-ga o retratos de “mujeres hermosas”, el shunga o grabado erótico, el yakusha-e, las estampas relacionadas con el mundo del teatro kabuki, el género musha-e o grabados de guerreros y el  meisho-e o estampa de paisaje y las xilografías relacionadas con las tradiciones literarias y con acontecimientos o personajes históricos. También hay una sección de libros ilustrados.


En la inauguración del pasado día 15 se incluía una ponencia sobre los “Valores estéticos del Ukiyo-e en el cine japonés” a cargo del profesor de la Universidad de Navarra Miguel Muñoz, a la que no pudimos asistir por falta de espacio en la reducida sala de conferencias, por lo que sugerimos llegar con tiempo a las próximas ponencias de Eusebi Subirós, del Taller Lupus Grafic de Gerona, sobre la “Ejecución técnica de la xilografía tradicional japonesa: Mokuhanga”, y la del profesor David Almazán ‘UKIYO-E. Estampa japonesa. Principales artistas’.


Una buena oportunidad de ver obras originales de maestros como Utagawa Kunisada o Katsushika Hokusai.

Antonio Ávila



miércoles, 12 de septiembre de 2018

EXPOSICIÓN. YÔKAI: ICONOGRAFIA DE LO FANTÁSTICO



El 12 de Noviembre de 1868, Japón y España firmaron el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, estableciendo relaciones diplomáticas y comerciales. Conmemorando el 150 aniversario de este hecho se enmarca esta exposición organizada en Madrid por la Fundación Japón y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que se mantendrá hasta el próximo día 23 de Septiembre.



Los Yôkai son criaturas con formas imposibles que comparten atributos humanos y animales y que dieron forma en el folclore japonés a los actos incontrolables de la Naturaleza, las enfermedades o los fenómenos “inexplicables”.



Estos seres fueron representados en todo tipo de soportes (rollos, láminas, libros, kimonos, guardas de espada, porcelana, colgantes, cajitas, tallas de madera, etc.) , tal y como se demuestra en esta exposición de objetos pertenecientes a la Colección Yumoto Koichi de la ciudad de Miyoshi (prefectura de Hiroshima).

Chaquetilla acolchada con motivos de la victoria sobre la Tsuchigumo
Periodo Edo en adelante s. XIX - XX

Una exposición que llama la atención a quien se interesa por la cultura japonesa desde la mera curiosidad hasta los amantes de su historia, tradiciones y arte incluido el manga, el anime y los videojuegos, donde los yôkai también han encontrado su espacio.


Junto a imagen de la victoria sobre Shunten-dôji, el ogro borrachín.
Periodo Edo en adelante s. XIX - XX

Antonio Ávila

miércoles, 8 de febrero de 2017

JAPONISMO



Desde el pasado día 31 hasta el próximo 23 de Abril se puede visitar en el Museo Carmen Thyssen de Málaga una pequeña exposición de grabados y objetos de arte japonés procedentes del Museo de Bellas Artes de Bilbao.



El interés de la muestra está en la oportunidad de ver láminas y grabados de conocidos artistas japoneses como Kitagawa Utamaro, Utagawa Hiroshige, Katsushika Hokusai, Utagawa Kunisada o Kawanabe Kyosai, o admirar los originales diseños de pequeños objetos como los estuches de madera (inrô), los netsuke o figuritas que se colocaban al final del cordón de los inrô para colgarlos del cinturón (obi), o pequeñas cajas recubiertas de laca (urushi) para diversos usos. Y en el capítulo de armas, también podremos ver la decoración de una katana, un aikuchi y diversas tsuba del siglo XVII.



Estos objetos nos transportan al periodo Edó de Japón, son como una ventana que nos permite ver escenas de la vida cotidiana y un refinado arte decorativo, pero también a una época de nuestra Historia en la que estos objetos llegaron a Europa. Tras el fin del aislamiento de Japón (Sakoku) y la firma en 1858 del “Tratado de Amistad y Comercio” (Nichibei Shūkō Tsūshō Jōyaku) que habría los puertos de Japón a Estados Unidos, el comercio fue extendiéndose también a Europa.


Retrato de Zola, Ëdouard Manet, 1868

En nuestro continente, en un primer momento tuvieron un gran éxito las láminas ukiyo-e y la cerámica, y mas tarde los tejidos, lacas, bronces, mobiliario, etc. Pronto el coleccionismo de estos objetos, sobre todo de las láminas, se puso de moda, y partir de 1870, coleccionistas, escritores y críticos de arte visitaron Japón publicando artículos sobre estética japonesa, a la vez que está influía en los impresionistas franceses (Manet, Degas, Monet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec), así como en el modernismo y en las vanguardias del siglo XX, aportando nuevas temáticas, técnicas, formatos y composiciones. Tanto las obras de arte como los objetos de la vida cotidiana presentaban tan primorosa factura, que constituían un soplo de aire fresco en medio de la masificación industrial de la época. Las casas de los burgueses se decoraron con estos nuevos objetos y sus mujeres usaban los kimono como elegantes batas. Esta influencia del arte japonés en Europa es lo que se denomina Japonismo.


Retrato de Père Tanguy, Van Gogh,1887-88

La pasión por el coleccionismo en España tiene gran notoriedad a partir de 1875, aunque estaba mas enfocado al arte de los siglos XV al XIX. Su faceta oriental estaba dominada por el comercio con la colonia Filipina desde donde llegaron, hasta su pérdida en 1898, maravillosos objetos como mobiliario con incrustaciones de nácar, tallas y escenas con motivos orientales, telas bordadas (recordemos los mantones de Manila) y otros objetos como cerámicas y abanicos. Sin embargo a través de artistas españoles residentes en París y a la inquietud de algunos coleccionistas con alto poder adquisitivo, el Japonismo tuvo su representación en nuestro país. Entre estos últimos podemos citar a José Palacio (1875-1952) quien en su domicilio bilbaíno atesoró una importante colección (hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao) que reunió a través de sus viajes a subastas de París y de la que son parte los objetos expuestos actualmente en el museo Carmen Thyssen. José Palacio se enamora del arte y la cultura japonesa durante sus estudios de arquitectura en Barcelona, siendo esta ciudad, junto a París dos centros importantes al hablar del Japonismo en España.


Los hijos del pintor en el salón japonés.Mariano Fortuny, 1874



Actriz japonesa. Esbozo de Picasso

Entre los artistas españoles responsables de la introducción del coleccionismo y el gusto por lo japonés, es destacable el caso del pintor catalán, residente por aquel entonces en París, Mariano Fortuny (1838-1874). A él podemos sumar a lo largo del tiempo a otros famosos artistas como Pablo Picasso, Santiago Rusiñol, Darío de Regoyos, Joan Miró o Salvador Dalí entre otros muchos, con una gran influencia en la pintura, el grabado, el dibujo, la ilustración, la joyería y la decoración, entre 1870 y la Guerra Civil española.

Esta moda, que coincide en España con el movimiento modernista del que constituye una de sus fuentes de inspiración, se extiende no solo a través de muchas colecciones particulares sino también por diferentes hitos como la apertura tiendas dedicadas al arte japonés, la primera en España fue “La Japonesa” en Madrid, aunque a partir de 1895 Barcelona llegó a tener seis tiendas especializadas, la fundación en 1874 el museo Oriental de Valladolid con objetos traídos por los padres agustinos, y del que recomiendo su visita, o diferentes exposiciones que en 1878 se organizaron en Barcelona con objetos artísticos de Japón. 


Museo Oriental de Valladolid

Sin embargo, fue la Exposición Universal de Barcelona de 1888, celebrada en pleno auge de la moda japonista el hecho mas importante para su consolidación en España, como ya había pasado con la de Londres de 1862 y la de París de 1867 en sus respectivos países. Los objetos expuestos en el pabellón japonés fueron adquiridos por la burguesía catalana potenciando o iniciando nuevas colecciones, se establecieron relaciones comerciales y culturales y aparecieron diversas publicaciones sobre el tema.


Exposición Universal de Barcelona. Pabellón de Japón.

Así que, bueno, al final no somos tan raros los apasionados por Japón, ni tan modernos los otakus, mangakas, cosplayers, etc, etc.
Antonio Avila



Juegos Orientales. José Villegas, 1880