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Shikina-en. Naha (Okinawa) |
La traducción de la expresión "i shin den shin", atendiéndo a los ideogramas, es la siguiente: “Shin” (心) puede significar corazón (no como órgano), mente o espíritu. “I shin” (以心) toma el significado “del corazón”, "de la mente" o "del espíritu". Finalmente “den shin” (伝心) puede traducirse como “decir al corazón”, “decir a la mente” o “decir al espíritu”.
Teniendo en cuenta la deliberada “imprecisión” del japonés en sus expresiones, que impone muchas veces una interpretación más allá de la lógica, esta expresión se puede interpretar como un mutuo entendimiento o una comunicación inmediata y tácita, “de corazón a corazón", “de una mente a otra" o “de mi espíritu a tu espíritu”.
El maestro zen Keizan Jokin (1268 -1325) en su obra principal, el “Denkoroku” o “Crónicas de la transmisión de la luz”, relata que el Buda Shakyamuni ante una gran congregación de monjes en el llamado “Pico del Buitre”, sin decir palabra, sostuvo en su mano una flor y guiñó un ojo. Solo uno de los presentes, Mahakashyapa, entendió el gesto y sonrió. La tradición oral zen denomina a este episodio el “Sermón de las Flores” y considera que fue la primera transmisión directa (de la luz) del Dharma, de una enseñanza sin palabras, de maestro a discípulo, de mente a mente ("i shin den shin"), convirtiéndose Mahakashyapa en el primer patriarca zen.
Este concepto de transmisión al margen de las palabras, característica del Zen, se introdujo en Japón por esta tradición venida de China. Este excepcional encuentro íntimo entre dos mentes que por un instante se encuentran, ha pasado a convertirse en la cultura japonesa en la posibilidad de un entendimiento mutuo al margen de las palabras dichas, o que incluso a través de ellas se transmita aquello que no alcanzan a comunicar.
En la cultura japonesa existe otro término relacionable: el “haragei” (腹芸 – literalmente “el arte del vientre”). Consiste en utilizar las insinuaciones y silencios para comunicar algo, así como la capacidad de comprensión de las verdaderas intenciones del otro. Pero el "i shin den shin" implica una transmisión entendida de manera directa y simultánea diferenciándose por ello del “haragei”.
Ambos conceptos son importantes en las Artes Marciales, el “haragei” en relación al oponente, y el "i shin den shin" en relación a la transmisión de un verdadero conocimiento entre el maestro y el alumno.
La comprensión más profunda de una técnica o de un arte no puede transmitirse por explicaciones verbales, sino a través de la experiencia compartida entre maestro y discípulo. Por muchas explicaciones que pueda dar un maestro, el alumno solo captará aquello que le permita su limitada experiencia, por lo que la comunicación y la comprensión será imperfecta. La conexión "i shin den shin" solo puede darse a través de una constante observación de la práctica del maestro, abierta y libre de ego y prejuicios.
Llegar a tal complicidad que una mirada, un silencio, una forma sutilmente distinta de hacer, transmita algo más que lo evidente (“haragei”) y desde ahí, fluir con el maestro en una percepción idéntica a la suya ("i shin den shin") que quede incorporada a nuestra experiencia. Ahí estará la verdadera transmisión, la verdadera enseñanza.
En el Karate moderno se dan explicaciones detalladas, lo que facilita el inicio del aprendizaje. Razonar la práctica la hace entender a nuestras mentes occidentales, pero no nos ejercita en la observación y la intuición. La concentración al inicio de las sesiones de práctica (“mokuso” – 黙想) se va convirtiendo poco a poco en un trámite y la atención en la respiración se descuida en favor del mero movimiento. Concentración y respiración son la base de lo que el maestro nos enseña externamente. Sin ellos no podremos llega a emularlo y conectar con él. Esto indica que el conocimiento del Karate no puede transmitirse sólo con palabras y conceptos. Solo se llega a una verdadera maestría cuando se dominan intuitivamente los principios del Karate que de esta manera se han interiorizado y surgen de manera natural en nuestra práctica.
Este intento de establecer el principio de "i shin den shin" necesita de nuestra atención completa. Logra mejorar nuestro dominio de la comunicación no verbal, tanto en lo que podamos expresar, como en identificar lo que transmite nuestro maestro, incluso nuestro compañero o adversario.
Pero no pensemos que "i shin den shin" nos transmite enseñanzas secretas. Como se dice en el Zen “no hay nada que transmitir”. Cuando se da una situación de "i shin den shin" lo que realmente sucede es el reconocimiento mutuo de haber comprendido, de haber alcanzado determinado nivel. El fundador del Aikido, el maestro Ueshiba decía: “El discípulo sólo es discípulo porque se entrega totalmente a su maestro”.
Cualquiera puede imitar al maestro sin comprender el sentido de su enseñanza, pero pocos recibirla "i shin den shin".
Antonio Ávila
Las
instalaciones de los jardines Shikina-en
(識名園) o también conocidos como Shichinanuudun
(識名の御殿) se construyeron a fines del
siglo XVIII. Fueron usadas como segunda residencia real y como lugar de
recepción de las delegaciones diplomáticas chinas. Durante la Segunda Guerra
Mundial el parque fue destruido casi totalmente y su reconstrucción terminó en
1999. El jardín combina una mezcla de estilos arquitectónicos chino y japonés. En
el año 2000 fue declarado patrimonio cultural de la humanidad de la UNESCO.