Desde el pasado día 31 hasta el próximo 23 de Abril se puede visitar en el Museo Carmen Thyssen de Málaga una pequeña exposición de grabados y objetos de arte japonés procedentes del Museo de Bellas Artes de Bilbao.
El interés de la muestra está en la oportunidad de ver láminas y grabados de conocidos artistas japoneses como Kitagawa Utamaro, Utagawa Hiroshige, Katsushika Hokusai, Utagawa Kunisada o Kawanabe Kyosai, o admirar los originales diseños de pequeños objetos como los estuches de madera (inrô), los netsuke o figuritas que se colocaban al final del cordón de los inrô para colgarlos del cinturón (obi), o pequeñas cajas recubiertas de laca (urushi) para diversos usos. Y en el capítulo de armas, también podremos ver la decoración de una katana, un aikuchi y diversas tsuba del siglo XVII.
Estos objetos nos transportan al periodo Edó de Japón, son como una ventana que nos permite ver escenas de la vida cotidiana y un refinado arte decorativo, pero también a una época de nuestra Historia en la que estos objetos llegaron a Europa. Tras el fin del aislamiento de Japón (Sakoku) y la firma en 1858 del “Tratado de Amistad y Comercio” (Nichibei Shūkō Tsūshō Jōyaku) que habría los puertos de Japón a Estados Unidos, el comercio fue extendiéndose también a Europa.
Retrato de Zola, Ëdouard Manet, 1868
En nuestro continente, en un primer momento tuvieron un gran éxito las láminas ukiyo-e y la cerámica, y mas tarde los tejidos, lacas, bronces, mobiliario, etc. Pronto el coleccionismo de estos objetos, sobre todo de las láminas, se puso de moda, y partir de 1870, coleccionistas, escritores y críticos de arte visitaron Japón publicando artículos sobre estética japonesa, a la vez que está influía en los impresionistas franceses (Manet, Degas, Monet, Van Gogh, Toulouse-Lautrec), así como en el modernismo y en las vanguardias del siglo XX, aportando nuevas temáticas, técnicas, formatos y composiciones. Tanto las obras de arte como los objetos de la vida cotidiana presentaban tan primorosa factura, que constituían un soplo de aire fresco en medio de la masificación industrial de la época. Las casas de los burgueses se decoraron con estos nuevos objetos y sus mujeres usaban los kimono como elegantes batas. Esta influencia del arte japonés en Europa es lo que se denomina Japonismo.
Retrato de Père Tanguy, Van Gogh,1887-88
La pasión por el coleccionismo en España tiene gran notoriedad a partir de 1875, aunque estaba mas enfocado al arte de los siglos XV al XIX. Su faceta oriental estaba dominada por el comercio con la colonia Filipina desde donde llegaron, hasta su pérdida en 1898, maravillosos objetos como mobiliario con incrustaciones de nácar, tallas y escenas con motivos orientales, telas bordadas (recordemos los mantones de Manila) y otros objetos como cerámicas y abanicos. Sin embargo a través de artistas españoles residentes en París y a la inquietud de algunos coleccionistas con alto poder adquisitivo, el Japonismo tuvo su representación en nuestro país. Entre estos últimos podemos citar a José Palacio (1875-1952) quien en su domicilio bilbaíno atesoró una importante colección (hoy en el Museo de Bellas Artes de Bilbao) que reunió a través de sus viajes a subastas de París y de la que son parte los objetos expuestos actualmente en el museo Carmen Thyssen. José Palacio se enamora del arte y la cultura japonesa durante sus estudios de arquitectura en Barcelona, siendo esta ciudad, junto a París dos centros importantes al hablar del Japonismo en España.
Los hijos del pintor en el salón japonés.Mariano Fortuny, 1874
Actriz japonesa. Esbozo de Picasso
Entre los artistas españoles responsables de la introducción del coleccionismo y el gusto por lo japonés, es destacable el caso del pintor catalán, residente por aquel entonces en París, Mariano Fortuny (1838-1874). A él podemos sumar a lo largo del tiempo a otros famosos artistas como Pablo Picasso, Santiago Rusiñol, Darío de Regoyos, Joan Miró o Salvador Dalí entre otros muchos, con una gran influencia en la pintura, el grabado, el dibujo, la ilustración, la joyería y la decoración, entre 1870 y la Guerra Civil española.
Esta moda, que coincide en España con el movimiento modernista del que constituye una de sus fuentes de inspiración, se extiende no solo a través de muchas colecciones particulares sino también por diferentes hitos como la apertura tiendas dedicadas al arte japonés, la primera en España fue “La Japonesa” en Madrid, aunque a partir de 1895 Barcelona llegó a tener seis tiendas especializadas, la fundación en 1874 el museo Oriental de Valladolid con objetos traídos por los padres agustinos, y del que recomiendo su visita, o diferentes exposiciones que en 1878 se organizaron en Barcelona con objetos artísticos de Japón.
Museo Oriental de Valladolid
Sin embargo, fue la Exposición Universal de Barcelona de 1888, celebrada en pleno auge de la moda japonista el hecho mas importante para su consolidación en España, como ya había pasado con la de Londres de 1862 y la de París de 1867 en sus respectivos países. Los objetos expuestos en el pabellón japonés fueron adquiridos por la burguesía catalana potenciando o iniciando nuevas colecciones, se establecieron relaciones comerciales y culturales y aparecieron diversas publicaciones sobre el tema.
Exposición Universal de Barcelona. Pabellón de Japón.
Así que, bueno, al final no somos tan raros los apasionados por Japón, ni tan modernos los otakus, mangakas, cosplayers, etc, etc.
Antonio Avila
Juegos Orientales. José Villegas, 1880
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