Este año casi pasa la Primavera antes de reunirnos para celebrar una
pequeña fiesta.
Los que llevamos muchos años en la práctica del Karate hemos visto
pasar a muchos compañeros, amigos y alumnos por el dojo. Muchos dejaron de
venir, algunos de ellos retomaron la práctica y pocos perseveraron. El continuo
ir y venir de practicantes nos recuerda la in-permanencia de cada grupo y que
hemos de disfrutar de ellos en el momento presente. Los que estamos ahora somos
los que somos. Mañana seremos otros.
Aunque no estén todos, estas son ocasiones para compartir y disfrutar en compañía, de conocer mas de los demás y de incluir en nuestro abierto
círculo también a parejas, hijos y amigos.
Fuera de la etiqueta del dojo, podemos practicar la virtud poco frecuente
de la humildad, mostrar como somos, aplicar las enseñanzas de la práctica en
nuestras relaciones o al aplicarnos en la tarea que nos toque. Así Raúl se
convierte en jefe de cocina, cargo de dudoso privilegio por el trabajo que
comporta, y yo en su pinche, o en su catador de carne, según convenga. Andres y
Lori asumen la documentación gráfica del evento y todo el mundo echa una mano
en la organización, apoyando a Violette, en esta ocasión, anfitriona oficial.
Parece sencillo prestar
atención a lo que hacemos, pero muchas veces lo hacemos sin prestar atención.
Quizás viendo estas fotos recordemos cual era nuestro estado de atención, si
hemos disfrutado con los demás, si ha servido para crear lazos de amistad y
compañerismo.
Damos las gracias a Violette y a
Andres por su interés en que todo saliera tan bien.
Antonio Avila
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