Parece fácil…levantarse pronto un domingo, salir de casa con ropa deportiva y llegar puntual a la playa para dedicarse durante más de una hora a hacer ejercicio. El calor primaveral ayuda a que nuestros cuerpos estén más a punto para mover nuestros músculos y articulaciones. Aún así hay que vencer un poco la pereza inicial.
Sensei Antonio se encargó de que profundizar en las posiciones del kata seiyunchin fuese ameno, y de paso sirviera para mejorar detalles de colocación y postura. El palmeral fue un dojo estupendo. Y ofrecía nuevos retos: mantener la concentración a pesar de las distracciones del entorno, adaptarse a las irregularidades del césped y de la arena, cambiar distancias, tipo de ejercicio, practicar con zapatillas en vez de descalzos.
Por citar a senpai Baldomero lo de “coger dátiles con los pies”…no era exactamente el objetivo, pero ya que estábamos, todos intentamos llegar al máximo de nuestra agilidad, elasticidad y movilidad.
Viendo el reportaje (como “siempre” gracias a senpai Andrés), está claro que todos disfrutamos de la experiencia. Cada uno pone su grano de arena para que el grupo funcione. Y mejore. Tanto dentro como fuera del dojo. Eso es otro valor añadido de nuestra práctica de kárate, como se ve en las fotos del desayuno con el que rematamos el entrenamiento dominical.
Ahora habrá que incorporar a la ejecución del kata todos los detalles que repasamos. Y tratar de resolver las dudas que se plantean…porque cuando llego a casa o a la siguiente clase, parece que todo aquello que parecía tan evidente, o sencillo no lo es tanto. O que se me han escapado infinidad de detalles.
Por ejemplo, en cuanto a lo que sensei Antonio nos planteó casi al final del entrenamiento, sobre que cada uno debe tener en cuenta siempre sus propias medidas del cuerpo, para establecer las distancias y colocación de las posiciones básicas. Parece “evidente” y fácil…pero al menos para mí, no lo es.
Hasta la próxima. Domo arigatou gozaimasu.
Violette Oudkerk
Excelente blog Violette. Enhorabuena!!
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