El año pasado no pudimos organizar la cena de Navidad de la Asociación Malagueña de Goju-Ryu Karate-dô, y fue un poco triste.
Estas celebraciones no solo son ocasiones para encontrarnos los compañeros de práctica junto a otros amigos y familiares, sino que también marcan nuestro ritmo anual, nos hacen conscientes del paso del tiempo, y nos hacen caer en la cuenta de que debemos valorar a todos los que nos rodean.
Este año, a pesar de que las restricciones y precauciones tomadas no nos dejaron expresarnos mas ampliamente, privándonos de congas y muchos abrazos y besos, si que pudimos pasarlo bien juntos, que era lo importante, aunque echando de menos a muchas ausencias.
Y no faltaron “actuaciones” como la performance de Mr. Trololó, o los espontáneos bailes de algunos de los asistentes con más ritmo en la sangre.
Finalmente mis alumnos me hicieron varios obsequios que siempre me emocionan, pues demuestran su afecto hacia mí, ya que se ve en ellos que han sido pensados, preparados y seleccionados. Yo también les tengo un gran aprecio y me hace feliz poder mantener un tan variopinto grupo de practicantes en torno a mis modestas enseñanzas y a las de maestros más avanzados.
Quiero agradecer de manera especial la labor de los que han trabajado un poco más en la celebración de esta cena: A Natalia por sus gestiones con el restaurante y por estar al tanto de las inscripciones, a Andrés y a su incansable máquina fotográfica, a José Antonio por el atrezo y la coreografía “Trololó” y a Carlos, porque sé que siempre anda por el fondo de la organización.
Si el año que viene nos mantiene tan contentos como en la foto final, seguro que será un buen año.
Antonio Ávila
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