Según el CIS casi el 40% de los españoles no se ha leído un libro en todo 2016. Al parecer la media de los que sí leen, es de 8 libros y medio al año, muy lejos del campeón, Finlandia, con una media de 47, aunque los cortos días de invierno deben fomentar mucho este hábito. Nosotros, mientras la comprensión lectora desciende entre los alumnos españoles de 15 años, eliminamos del sistema educativo la asignatura de Literatura Universal, y tiene su lógica, porque los chavales no la van a entender.
Y como nuestras inquietudes siempre miran hacia el Sol Naciente, podríamos tomar nota, pues según la Unesco el 91% de los japoneses lee de forma habitual e iguala la media anual de libros leídos en Finlandia, si bien el formato digital en los eboock y las novelas para ser leídas en los móviles arrasan, y el comercio de libros usados está en auge, entre otras cosas por la falta de espacio para albergar bibliotecas privadas en la mayoría de las casas.
O sea, que en Japón, como en España, las librerías tienden a desaparecer, casi 700 cerraron el año pasado en nuestro país por mucho que los libreros digan que en el futuro habrá una convivencia entre el libro digital y el de papel. Pero nunca se sabe, porque algunos como yo, todavía se inclinan hacia que la lectura estimule otros sentidos, como el tacto y el olfato, y se ejercite la memoria no solo comprensiva de lo que leemos, sino también espacial, recordando donde lo hemos leído y donde se encuentra tanto el texto como el volumen que lo contiene. El respeto hacia el objeto, en este caso un libro, nace del agradecimiento por el servicio que nos presta, como sucede con las armas o con los utensilios que utilizamos en nuestra práctica.
Hoy celebramos el Día Mundial del Libro, instaurado por la Unesco en el día 23 de Abril, por ser la fecha, al parecer aceptada a la fuerza, en que fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega, y que los catalanes celebraban ya con anterioridad. Y lo hacemos comprando libros, no sé si leyéndolos. Algunos también compran una rosa, por si no cae muy bien que regalemos un libro.
Espero que estas líneas se tomen con humor y no con pesimismo, y reaccionemos disfrutando de algunas horas de lectura. Para encontrar el libro adecuado, como aconsejaba en un tuit, el por mí admirado autor, Arturo Pérez-Reverte, “mírelos, tóquelos, cátelos, arriésguese. Equivóquese y acierte. Reconozca los suyos”.
Antonio Avila
Quiero expresar mi agradecimientos a los alumnos, amigos y familiares que han colaborado en los collages.
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