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lunes, 19 de noviembre de 2018

NUEVO DOJO IOGKF EN VALENCIA




Este fin de semana viajamos a Valencia para asistir a un entrenamiento de cinturones negros dirigido por el sensei Luis Nunes.


Sensei Luís en un momento de la clase
El lugar de entrenamiento fue el nuevo dojo afiliado a IOGKF España donde ha comenzado a impartir clases David Olmeda sensei y que se encuentra en Carrer de l´Antiga Senda d´En Senent.

Raúl Ruíz, Antonio Avila, José Díaz y David Olmeda




Desde aquí le deseamos mucha suerte en su empresa.

Antonio Ávila

lunes, 5 de noviembre de 2018

OKINAWA NO HAKA ( 沖縄の墓): LAS TUMBAS DE OKINAWA



Aprovechando estas fechas, trataremos un tema afín a ellas como son las tumbas. En este caso las tumbas de Okinawa (Okinawa no haka).




La antigua religión autóctona de las islas Ryukyu se caracteriza por el culto a los antepasados, las relaciones con los muertos, con los dioses y con los espíritus de la Naturaleza. En la tradición de Okinawa, cada ser humano tiene un espíritu, mabui, que se llama ichi-mabui, durante la vida y shini-mabui después de la muerte y que habita en el mundo de los vivos, por lo que los antepasados deben ser honrados para tener una buena relación, que además asegure buena suerte y protección a los vivos. Los altares en las casas recuerdan a diario esta obligación, así como el mantenimiento de la tumba familiar a la que todos acuden en determinadas fechas del año.

En las historietas que tenían la función de introducción a los primeros libros de Karate que en los años 70 leíamos con deleite, se decía que el Karate como arte secreta, se practicaba entre otros sitios en las tumbas. Sin conocer cómo eran estas, se hacía difícil imaginar la práctica encima de una lápida incluso de un solo karateka, y menos cual era la ventaja de hacerlo allí. 

Cementerio cerca de Fuzhou (China)

Las tumbas, en japonés haka () tiene un diseño especial en Okinawa, por ello son llamadas también kamekohaka (亀甲墓) o kamenuku (en uchinaguchi) o “tumbas en forma de tortuga” que fueron introducidas desde Fujian a partir del siglo XVII. El origen de las kamenuku es pues chino y aún pueden encontrarse además de en Fujian, en Hong-Kong y Taiwan.

Tumba en Fujian
















La versión china mas antigua reproducía fielmente el caparazón de una tortuga. En el lugar donde se ubicaría la cabeza, se colocaba el nombre del difunto sobre una lápida vertical. Esta parte frontal disponía de un área acotada por un pequeño murete lo que le daba al conjunto una forma de herradura y que según las leyes del Feng Shui protegía a la tumba de los "vientos nocivos".

Templo taoísta de la "Nube Blanca". Beijing, China
La utilización de la tortuga en relación al enterramiento ya se utilizó en China desde la dinastía Han (206 a. C. hasta 220 d. C.). Esculturas de tortuga servían como el marcador de la tumba, y soportaban estelas con relatos de los grandes hechos de la vida del difunto. Posteriormente se utilizaban simplemente cerca de las tumbas de emperadores y dignatarios, como estelas conmemorativas de algún hecho importante. Las imágenes más antiguas eran más fieles a la fisonomía de una tortuga, pero posteriormente se fueron sustituyendo por tortugas-dragón que representaban a Bixi ( ), uno de los nueve hijos del mitológico Rey Dragón chino. Tener al dragón y la tortuga era una garantía de protección. Todas estas esculturas son aún en día tocadas por los visitantes para atraer la buena suerte, pues la tortuga siempre ha sido una animal espiritual y de buen agüero.
Una leyenda popular china cuenta que las columnas del "Templo del Cielo" de Beijing tenían como base tortugas vivas, pues podían además de soportar la carga vivir durante milenios sin comida ni aire, preservándolas así de la humedad.
Muchas son las teorías de porqué se utilizó esta forma de tortuga, entre ellas que este animal como símbolo de longevidad procuraría larga vida a los descendientes del difunto o a el espíritu de este. Según una antigua leyenda, la tortuga tenía el don de encontrar siempre un lugar propicio para morir. También que el caparazón era una representación del Universo o que las tortugas eran seres  poderosos que podían llevar cargas pesadas en sentido estricto y figurado. 

Maqueta de kamekohaka del Museo de Naha
En las antiguas tumbas de Okinawa se mantuvo el diseño general chino,  incluso se usó fielmente, llamándose tooshi, pero eran demasiado pequeñas para ser usadas como lugar de  enterramiento familiar por generaciones, por lo que se hicieron bastante mas grandes, al igual que el recinto semicircular o rectangular ante la entrada, que servía para las celebraciones que incluían la visita de los  parientes. En estos recintos era donde se decía que se practicaba el arte de la lucha, pues se consideraba peligroso visitar una tumba de noche, sobre todo si no era de la propia familia, por lo que los cementerios eran lugares bastante seguros para practicar en secreto. La estructura general de estas tumbas en Okinawa se considera que tiene forma de útero, simbolizando la rueda de la vida, al retornar en la muerte al lugar donde se inició la vida.

Tumba real de Ryukyu. Siglo XIII
En Okinawa hay otro tipo de haka en forma de casa (ie-gata) que hasta el siglo XIX estaba restringida a las familias nobles y que en la actualidad, construidas en hormigón, son las mas comunes en los cementerios.

Cementerio de Shikina en Naha, el mas grande de Okinawa, ocupando casi 10 hectáreas.
Paseando por el cementerio de Shikina
Las tumbas solían agruparse cerca de la costa o en laderas de montañas frente al mar, hoy en día pueden encontrarse en los lugares más insospechados, incluso dentro de los centros urbanos.   
Vista desde la tumba de Chojun Miyagi sensei
Cementerio visto desde un dojo en Urasoe
En cuanto al ritual de enterramiento, tradicionalmente el ataúd del fallecido permanecía en la tumba durante algunos años, o en una cámara llamada shiruhirashi, que a veces se situaba frente a ella. Una vez descompuesto el cuerpo, los huesos eran lavados en un ritual llamado senkotsu y depositados definitivamente en la tumba dentro de una urna-jarrón de barro llamada zushigame (厨子 ) o jiishi-gaami ( ).  No obstante este rito del lavado de los huesos se repetiría durante 33 años hasta que el alma no tuviese necesidad de ellos, por haber encontrado su sitio en el más allá.
Urna funeraria en forma de santuario del tipo ishi-jiishi, por estar hecha en caliza coralina.
Nakagusuku
Después de la guerra se impuso la incineración sobre estos ancestrales rituales, almacenando los restos de los familiares de varias generaciones así tratados (funishin) dentro de las tumbas, aunque aún, sobre todo las personas mayores prefieren la antigua costumbre.


Si bien las celebraciones pueden variar de una isla a otra, además de  incorporar o no algunas venidas de Japón, las principales ceremonias relacionadas con las tumbas suelen consistir en reuniones familiares ante ellas, donde se ofrecen flores, incienso, awamori y comida, y se dedican oraciones a los ancestros, pasando un “día de campo” junto a sus antepasados. Es el caso del Juuruku Nichi (antepasados en el Año Nuevo), que se celebra el 16 de Enero.
Celebrando el Shiimi-sai. Años 50.
El Shiimii, en Abril, consiste en una visita a la familia del padre. También se celebra el kami-ushiimii, cuando todos los familiares de los fundadores (jiinchu) de familias ampliamente extendidas se  reúnen para comunicarse con sus antepasados comunes. 


El 25 de Junio tiene lugar el Kashichii, donde se ofrece arroz al vapor con frijoles rojos a los antepasados en agradecimiento por una buena cosecha. También se puede celebrar en agosto.

Shichigwachi o "Séptimo Mes", es el mes de los muertos, por lo que matrimonios y otras celebraciones son tabú en Julio. El día 7 se celebra el Tanabata (Festival de las Estrellas) donde las familias de nuevo visitan las tumbas con ofrendas para invitar a los antepasados a la fiesta del Obon que se celebra en la siguiente semana, y que es la fiesta principal, pues se cree que los antepasados se unen a sus parientes vivos. Las oraciones y ofrendas se hacen  tres veces al día. El primer día del Obon se llama unkee y se limpian el altar de la familia y las lápidas y se coloca incienso, frutas y caña de azúcar. Cerca de la medianoche del tercer día (uukui), la gente tiene una reunión de despedida para sus antepasados. Una especial y abundante comida se elabora para esta ocasión. Entonces, incienso y papel moneda, llamado uchikabi (en representación de dinero para el mundo de los muertos) se quema. .
Con el bailes Eisa y e sonido de sus tambores termina el Obon

Para terminar, aunque las tumbas reales del Reino de Ryukyu, necesitan un capítulo aparte, aquí veremos solo dos sitios fáciles de visitar si viajamos a Naha.

El Sogen-ji antes de la guerra.
El Sogen-ji, que fue un templo budista que se edificó mientras reinaba Sho Shin, concretamente en torno al año 1477. En 1496, se convirtió en mausoleo real, ya que se trasladaron allí las lápidas de los reyes del Reino de Ryukyu. Cumplió esa función hasta el año 1521, cuando los restos mortales de los reyes comenzaron a enterrarse en el mausoleo Tamaudun. 
Interior del Sogen-ji. 2008.
El templo Sogen-ji quedó completamente destruido en la batalla de Okinawa, y sólo quedaron algunos muros de piedra y el triple arco de piedra de la puerta. 

Tamaudun
El Tamaudun (玉陵) o “tumba del emperador”, cercano al castillo de Shuri, se edificó en el 1501 por el Rey Shō Shin (尚真王) en piedra caliza, para dar cobijo a los restos de su padre, el Rey Shō En (尚円王), convirtiéndose en el Mausoleo Real para la Segunda Dinastía Sho.

Dispone de tres cámaras mortuorias, que en el momento de su construcción original tenían un techo de madera. La sala del medio (Shiruhirashi) era donde permanecían los cuerpos hasta que éstos se pudrieran y así poder limpiar los huesos. Una vez hecho esto el ala oeste (izquierda) se dedicaría para el rey y la reina, y el ala oeste para la familia real. Encabezan la tumba un león y una leona de piedra, que mantenían alejados a los malos espíritus.


Durante la Segunda Guerra Mundial las tumbas fueron destruidas casi en su totalidad y después de la misma, restauradas. En el año 2000 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Antonio Ávila