Páginas

martes, 24 de enero de 2023

NO LO LEAS DEPRISA...

 



    En estos tiempos han tomado un extraño valor aquellas cosas que son rápidas y superficiales.

    Aquello que se consigue rápido, es a priori mejor que lo conseguido de una manera lenta o pausada. No importa si lo conseguido de inmediato no es realmente lo que buscábamos, basta con que se parezca a la imagen que nosotros nos hemos formado de ello, o nos han formado, total, nos ha costado poco esfuerzo y puedo cambiarlo por otro rápidamente. Todo se consigue así, rápidamente: la información, la comunicación, la comida… Se llega a toda prisa en transportes cada vez mas rápidos, y nos vamos a toda prisa. Hay que pensar rápido y en muchas cosas, pues tenemos que hacer muchas cosas “importantes” rápidamente.

    Adelgazamos rápidamente, rápidamente engordamos, rápidamente nos liberamos del dolor, y rápidamente logramos placer, rápidamente “aprendemos” a defendernos, a “relajarnos”, a “conocer” milenarias culturas, rápidamente, rápidamente… Rápidamente vivimos y rápidamente morimos.

    Los niños ya no necesitan perder el tiempo en imaginar. Inmediatamente pueden ser astronautas, alienígenas, conducir coches, ir a la guerra y pilotar helicópteros de manera “real”, pues quieren ser rápidamente mayores, ser rápidamente adultos de “éxito” gracias a sus móviles de última generación o el último modelo de coche, que permite llegar rápido y además, llamar a alguien mientras aparca solo.

    Los adultos quieren jubilarse rápidamente para descansar y hacer lo que les gusta: hacer cosas rápidamente, pues ya no queda mucho tiempo. Al final se contentan con que la muerte se los lleve rápidamente y no sufran la espera pues con las prisas no han podido pararse a aceptar la vida y aún menos, la muerte.

    Nos ponemos como objetivo llegar a ser felices cuanto antes, pensamos que satisfaciendo nuestros deseos de inmediato lo conseguiremos. Pero la felicidad esta en el camino, no al final de este, no en lo externo, sino en nuestro interior.

    ¿Qué podemos hacer para aquietar nuestras vidas? ¿Cómo podemos imponer un ritmo más humano y placentero? ¿Dónde está ese camino que podamos recorrer tranquilamente sin importarnos a donde nos lleve? ¿Cómo profundizar en lo verdaderamente importante?

    A través del Karate-dô, tenemos un lugar y un camino donde retomar nuestro original ritmo vital, donde explorarnos instante a instante, donde encontrar compañeros, itinerarios y guías para el viaje.

    El dôjô es el “lugar del camino”, y este se encuentra en cualquier sitio. En él no se nos permite la prisa pero tampoco la pereza. A la voz de ¡mokuso! aquietamos la mente agitada, regulamos la respiración alterada. Poco a poco abandonamos la ajetreada superficie y profundizamos en el mar de nuestro Ser donde encontramos la calma, y nuestra mente se impregnan de ella. No hay tiempo en el dôjô, solo atención en el momento presente, si esta se debilita, nos perderemos, como en la vida, muchas de las cosas que pasan en él.

    En este estado y en este momento, podemos reencontrarnos con nuestras sensaciones. El esfuerzo, el cansancio e incluso el dolor nos recuerdan el placer de estar vivos, de disfrutar del proceso. Cuerpo, mente y espíritu se unen y podemos atisbar nuestro ser original, nuestro ritmo natural.

    En el kata, la forma, aplicamos este estado. Nuestro cuerpo se forja en la técnica, nuestra mente está liberada y abierta a las sensaciones, nuestro espíritu anima al ejercicio en su adecuado ritmo, en la adecuada sucesión de técnicas, en la correcta ejecución. No hay objetivo final, porque nunca llegaremos a un final, el Karate-dô es para siempre, no hay pues prisa. Nuestro ego no nos dominará convenciéndonos de que necesitamos nuevas cosas, ideas, sistemas, etc pues se acostumbrará a no pedir, ya que nunca obtendrá nada, porque no hay nada que obtener. Al contrario, solo buscamos lo que hemos perdido y teníamos desde el principio: a nosotros mismos en el momento presente.


Antonio Ávila

ENTRENAMIENTO EN EL ICHIBAN DOJO

 


    Primer entrenamiento del año con el sensei Luís Nunes en el "Ichiban Dojo" de Murcia.


    En esta ocasión también pudimos celebrar el cumpleaños del sensei.









A,M.G.K.




miércoles, 18 de enero de 2023

ASHI NO GEIKO


 
Fortalecimiento

Mae geri


Kansetsu geri


Mawashi geri



Yoko geri











Un poco de Jianzi para soltar las piernas













Estiramientos finales




lunes, 16 de enero de 2023

IN MEMORIAM Y HACIENDO MEMORIA. JESÚS ESPIGA

 


    
    Un antiguo compañero, amigo y alumno del Karate Club Málaga, ha querido compartir con nosotros sus experiencias y recuerdos con motivo del fallecimiento de nuestro primer profesor de Karate, Jesús Espiga.
    A continuación reproducimos su texto de manera íntegra.
    Muchas gracias Paco.

Antonio Ávila



IN MEMORIAM Y HACIENDO MEMORIA. JESUS ESPIGA

    Agradecer y felicitar a Antonio Ávila por su iniciativa ya muy prolongada durante años, en la confección de esta página web de la Asociación Malagueña de Goju-Ryu, que nos permite a los asiduos lectores de la misma estar al tanto de las noticias del karate Goju y aprender cada día con sus artículos y los de sus colaboradores.

    Con Antonio compartí hace ya mucho tiempo horas de entrenamiento y sudor en el tatami.

    Pero antes de nada me presentaré, soy Paco Páez. Solo se acordarán de mí los ¿viejos? ¿antiguos? ...mejor... los veteranos del Karate Club Málaga.

El reciente fallecimiento de Jesús Espiga Rodríguez me ha entristecido, porque se trata de la pérdida de nuestro primer maestro, pero al mismo tiempo me ha animado a escribir, como ya hice unos años atrás en la página web (ya no disponible en la red) www.jukan.es de otro querido compañero (Juan Carlos Vicente), una breve semblanza y recuerdo de Jesús y demás compañeros de aquellos, ya tan lejanos tiempos.

    Comenzaré, valga la redundancia, por mis propios comienzos.

    Empecé haciendo dos años de Judo (los dos últimos cursos escolares de la extinta E.G.B. en el colegio Salesiano de Málaga) y buscando un gimnasio donde seguir, me topé en Calle Beatas con un letrero luminoso cuadrado que a la puerta de los bajos de un local anunciaba "Judo-Karate". Tiempo después este cartel luminoso se cambió por otro vertical en forma de flecha apuntando a la puerta y que ponía "Karate". Pues bien, entré y pregunté y allí en una pequeña oficina un señor con karategui y bigote, su director y profesor Jesús Espiga (a la sazón cinturón negro 2º Dan y entrenador regional) me dice que ya no se dan clases de Judo pero que pruebe con el Karate. Y probé. Era febrero de 1978. Tenía 14 años. Como habéis adivinado hablo del ahora sí, mítico dojo Karate Club Málaga. Antes de estar situado en Calle Beatas, Espiga abrió un pequeño dojo durante poco tiempo en Calle Manrique muy cercano a un antiguo cine de verano, hoy campo de futbol de la Olímpica Victoriana. No sé si alguno de sus más antiguos alumnos que lea estas líneas se acordará aún de esto y entrenó allí.
Paco Páez en el KCM, 1979

    Allí conocí a personas de las que me precio seguir siendo amigo después de más de 40 años; al escribir estas letras tengo 58.

En los comienzos del Goju Ryu Torremolinos (1983). De pie de izquierda a derecha Antonio Millan, Lorenzo Marín, Antonio Ávila, Ricardo Cortés y Luís Lanceta. De rodillas lado derecho Paco Páez.

    La memoria me trae al bueno de Paco Villanueva quizá el más veterano de los alumnos de Espiga de los que recuerdo, pero también me vienen a la memoria otros veteranos del club como, Lorenzo Marín, Antonio Ávila, Diego Moreno, Ricardo Cortés (Richard), Antonio Millán, Rafa Conde, Joaquín Ramírez (hoy sigue su hijo Víctor), Alberto Burgos, Andreu,... eran algunos de los alumnos mayores; al menos llevaban en el Dojo desde 1973, que me corrijan ellos si leen estas letras. Entrenaban en la última hora (adultos). Ellos fueron mis referencias, los karatekas a los que imitar.

Paco Páez en sus comienzos

    Entre los “juveniles-adolescentes” de mi edad recuerdo a Julián, y a un chico de apellido Pilar (no recuerdo nombre) muy bueno técnicamente. En especial recordaré a Emilio Bueno, que entró siendo un niño y que años después sería mi uke en el examen de 1º Dan, infatigable estudioso del karate –y de las ¡matemáticas! - y que hace unos años escribió un pequeño manual sobre las bases del karate Goju – Ryu. A Jesús Cazorla (mi uke de 2º Dan y yo el suyo hasta 3º Dan) amigos entrañables. También recuerdo a los hermanos Lara, a ellas (María Luisa y Nati) hace mucho que no las veo, a Pepe Lara sí, ya que compartimos profesión y durante unos años hospital.

    Pero me llamó la atención un chaval que obtuvo recién su cinturón amarillo (los exámenes habían sido en diciembre del 77, yo entré en febrero-78), y que destacaba sobre manera de todos nosotros, que iniciaría una rápida ascensión de grados, creo que se saltó incluso algún cinturón porque su nivel era muy superior al resto y que en competición llegó a ser de los mejores del gimnasio (y campeón de España) de aquellos tiempos. Hablo de mi amigo y maestro Juan Carlos Vicente Rodríguez.

    Permitidme, alumnos de sensei Ávila, que os hable un poco de Juan Carlos. Es con el que más trato he tenido en estos años. La casualidad quiso que los dos estudiáramos en el mismo instituto (Colegio Salesiano en F.P.) y que un día el gimnasio de calle Beatas (¿os acordaréis compañeros de aquellos tiempos?) apareciera inundado por una fuga de agua del edificio.

    Por cierto, y haciendo un breve inciso, aquella inundación del sótano, obligó a una reforma del dojo, de manera que Jesús sustituyó el primer tatami amarillo de colchonetas, por un tatami de maderas flotante, aumentando al tiempo la superficie del mismo, y aprovechando el fondo del sótano, se fue haciendo un pequeño gimnasio con pesas, banco de abdominales, y más tarde un saco. Paradójicamente parece que vuelven los dojos con tatami blando ("tipo Judo") posiblemente al haber incorporado el Karate técnicas de proyección (nage waza) y de lucha en el suelo (inmovilizaciones, estrangulaciones, etc. o katame waza) derivados del Goshin, que se pide desde hace unos años en los exámenes de grado de la RFEK. Estas técnicas no se practicaban en mis comienzos.

    Jesús Espiga trasladó entonces las clases al más antiguo y pionero club de artes marciales de Málaga: el Toyama de Miguel Pérez Carrillo, profesor e iniciador del Judo en la provincia. Otro mito y otro hito -creo que poco conocido- de la historia de las artes marciales malagueñas. Y Juan Carlos en un amable gesto, se ofreció a llevarme en su moto, una mobylette roja, desde el barrio de Capuchinos a la salida del colegio, hasta calle Vendeja donde estaba el Toyama hoy desaparecido. Iniciamos de esa forma una amistad que nos ha acompañado siempre.
Miguél Pérez Carrillo en el gimnasio Toyama

    Fui testigo en Cádiz, a principios de los años 80, - fue Joaquín Ramírez quién nos llevó en su Peugeot- de cómo obtenía el 1º Dan, (hoy ya luce un cinturón blanco-rojo) con un formidable examen; aún recuerdo verle haciendo en la fase de Kumite, varios de sus temidos y efectivos barridos en giro (y de cómo volaban los adversarios). En mi vida me ha salido a mí uno igual. Sus técnicas de pierna son fabulosas. Muchas veces, debido a las frecuentes ausencias de Jesús Espiga era él o alguno de los otros “sempai” (Villanueva, Lorenzo, Antonio, Richard, ...) los que nos daban clases, a veces el cinturón mayor que estaba dando la clase era verde, o azul o como mucho marrón. Así de precarios, pero emocionantes e intensos fueron nuestros comienzos.
Juan Carlos Vicente en una excelente técnica de pierna

    Ahora tras el fallecimiento y con la perspectiva que dan los años, como bien decía Antonio Ávila en su recuerdo sobre Jesús, diré sobre nuestro ”polémico” maestro Jesús Espiga, que creo no supo ver la importancia de lo que él mismo estaba contribuyendo a hacer nacer. El origen del Karate en la provincia. Desde luego a él le debo (sinceramente le debemos) aquél primer “prueba a ver si te gusta” y creo que todos estamos en deuda con él; le debemos el inicio, el haber sido el pionero. Fue el inoculador primero de esta infección crónica que una vez contagiado ya no te abandona nunca. (incluso aunque no vayas al Dojo, como es mi caso en los últimos años). Pero el gusanillo está siempre ahí, es rara la semana que no entreno unas horas en mi patio, hago katas o kihon (¡lo que da la longitud del patio trasero de la cocina!) porque siempre te lo pide el cuerpo. El karate ya no te abandona nunca (lamentablemente es más fácil que tú lo abandones a él) y pasa a ser una forma de vida. Siguiendo con Espiga, lo recuerdo como un buen karateka, muy técnico, tenía un cuerpo delgado, fuerte y fibroso, lo que lo hacía muy hábil técnicamente. Sus yoko tobi geri eran fabulosos. Hacía un karate elegante y con estilo propio, impregnó con su especial manera los hábitos físicos de muchos de nosotros a la hora de la ejecución de las técnicas. Muchos intentábamos, en vano, imitar sus "maneras" y sus movimientos, su forma de poner la mano en un shuto uke, o bajar un poco más el neko ashi dachi...o hacer un kata como él. Era bueno tanto en kata como en kumite.

Jesús Espiga ejecutando yoko-tobi-geri


    Llegó a ser 3º dan y entrenador nacional. Sus clases a veces eran muy duras, estilo japonés; recuerdo un día que, al no salirnos bien una técnica, nos puso a hacer más de 300 abdominales del tirón y con el cinturón te arreaba si te parabas. Le agradeceré esa forma de entender el esfuerzo y acrecentar la voluntad que después te será imprescindible en otros ámbitos de la vida. Desde luego a mí me ha resultado muy útil a lo largo de la mía.

    Si no hubiera sido por su especial personalidad y dejar el club en manos de otros, faltar frecuentemente a las clases, no acompañarnos a las competiciones; recuerdo como los demás iban con su entrenador, Luis con los del Ocuma (grandes competidores), Aki con sus chicos del Kuro obi, etc. Nosotros a veces íbamos huérfanos. De haber seguido con su club, hubiera llegado a ser un maestro si cabe aún, más querido, admirado y respetado por todos nosotros, y desde luego un …8º Dan porque técnica sí que tenía. Sin embargo y desgraciadamente Espiga, años después dejó de impartir clases y se dedicó profesionalmente a otro ámbito. Pero siempre mantuvo contacto con algunos de sus alumnos y siempre que venía el sensei Yosuke Yamashita (fallecido en 2022) a Málaga, generalmente invitado por Lorenzo Marín, se acercaba al Polideportivo de Torremolinos para acompañarlo y saludarlo.

Y. Yamashita sensei y J. Espiga sensei. 1980
    En cualquier caso, siempre nos va a quedar su recuerdo. Apuntar que sus comienzos en Alemania fueron en Dusseldorf con el maestro Kiyoshi Ogawa de Goju- Ryu. Pero Jesús también entrenó al coincidir allí entre 1965 y 1968 (no sé exactamente) con ni más ni menos que Hirokazu Kanazawa (10º Dan), fallecido en diciembre del pasado 2019, del estilo shotokan de la JKA. Jesús tenía un álbum de fotos en su oficina, de aquellos tiempos de Alemania, donde aparecía Shihan Kanazawa. Esas fotos - que ya quedarán para la historia doméstica de nuestro Karate - y que estarán en algún lugar, ... valen un tesoro.
El maestro Kanazawa en Alemania. Foto: J. Espiga.

Jesús ha dejado una memoria, pero también un legado. En forma de alumnos brillantes. Lorenzo Marín ha llegado a lo más alto en el ámbito del karate deportivo como entrenador de la selección nacional española (en la élite del karate mundial) y tener entre sus discípulos a varios campeones internacionales. El primero de ellos Luis Lanceta al que conocí muy jovencito, era un chico alto, recio, fuerte y… un cacho de pan.

Qué decir de vuestro maestro, Antonio Ávila, posiblemente (o directamente) el más sabio de nosotros, pues lo conoce todo sobre este arte okinawense. Estudioso como ninguno y que siempre tuvo un nivel técnico altísimo. No he visto siko dachi tan fuerte, elegante y bien plantado. Gran persona a la que une su faceta de karateka humanista, no en vano es licenciado en Filosofía y Letras.  Antonio, supo encontrar una dirección algo distinta (Goju-Ryu de Higaonna frente a la de "Goju-Kai" de Gogen Yamaguchi, rama de la que era principal valedor en Europa Yosuke Yamashita sensei (10º Dan) en su Dojo, al cual acudimos más de una vez a entrenar. Estaba en la calle Echegaray de Madrid, hoy desaparecido. 

Y Antonio ha sabido seguir esta línea de forma robusta y firme siendo la mano derecha de Sensei Luis Nunes (8º Dan), su representante en España (IOGKF). Tiene numerosos alumnos, que creo son fundamentalmente, grandes amigos suyos.

Antonio Ávila junto al sensei Luís Nunes en el "Kaikan" de Naha. Okinawa. 2019.

A buen seguro que me olvido de mucha gente. Javier Brieva y su antiguo gimnasio Brieva. Una persona imprescindible en la Historia del karate malagueño. Gran amigo de Jesús al que acompañó en numerosos viajes, entre ellos a Tokyo a la sede de la Goju-Kai, donde conocieron en persona a G. Yamaguchi sensei. Profesores en el Brieva fueron Muraishi y el propio Antonio Ávila.  Creo que Javier Brieva, como periodista y ser el mejor informado de todos, testigo directo de todos los acontecimientos acaecidos en las artes marciales de este país, podría animarse a escribir una historia del Karate malagueño, ahora que la memoria aún nos llega, aunque desgraciadamente muchos pioneros y protagonistas de esta historia ya nos han dejado.  

Cuadro de profesores de Artes Marciales del Gimnasio Club Brieva. A la izquierda Javier Brieva.

Otros pioneros por aquellos años junto a Jesús Espiga son Emilio Jiménez que como anécdota puso una frutería en el lugar del gimnasio, cuando dejó el karate. Gustavo Reque un maestro serio y muy bien formado (licenciado universitario en educación física). Ambos de Shotokan.

Emilio Jiménez impartiendo una clase

De los compañeros de tatami y sudores de aquellos tiempos, no puedo olvidarme de Javi  Ramos c.n. 6º Dan, fue primero alumno de Akihiro, es un gran karateka y gran profesor de educación física, lleva toda la vida en el karate. Eduardo Florentino (este “argentinomalagueño” tan especial y veterano que ahí sigue al pie del cañón) de María José Vicente (hermana de J Carlos Vicente) y los más recientes José y Alejandro Molina, Emilio Ruiz (me regaló mi cinturón negro bordado y que lo ha pasado muy mal estos meses atrás-ánimo compañero), de Héctor, de  Juan Castillo, …y de un largo etc.

Pero precisamente en un artículo como éste "in memoriam", no me despediré sin mencionar a dos personas. 

Akihiro Mieno fundador del gimnasio Kuro Obi en Calle Federico Chueca, que sigue abierto en la actualidad con algún cambio de estilo. "Aki", al que recuerdo cordial, afable a la vez que duro karateka a la japonesa, fue el introductor del estilo Itosukai en España. Falleció en su país hace algunos años. También dejó un legado y una legión de discípulos reunidos en la "Itosukai España" y al frente de los cuales sigue Rafa Conejo.  

Akihiro Mieno sensei

A principios de 1980, llegó a Málaga un nuevo y joven maestro. Jesús Espiga lo trajo al KCM y comenzó a darnos clases. En mayo de ese año, el periódico SUR de la capital se hizo eco de este recién llegado campeón. Porque y ya lo habréis adivinado, me estoy refiriendo a Didier Kuchler, venía de una estancia en Estados Unidos y traía un gran bagaje. Era miembro de la selección nacional suiza y campeón internacional. Seguía una línea muy tradicional, la de Tsutomu Oshima (Shotokan Karate of America-SKA). Con él me examiné de marrón. Simple y llanamente descubrí en Didier el ejemplo a seguir, para mí fue el "caballero del karate" en aquellos tiempos. Un gran karateka, una gran persona. Pero que tristemente nos dejó demasiado pronto (si creyera, diría que Dios se lleva antes a los mejores). Estos maestros del karate y de la vida (Jesús, Didier, Aki y tantos otros) siempre se merecerán un lugar especial en nuestra memoria, en forma de un recuerdo profundo, entrañable y agradecido.  

Didier Kuchler como coach del equipo Goju Ryu. Motril, 1980

OSS



 Paco Páez
Doctor en Medicina
C. N 2º Dan


martes, 10 de enero de 2023

JESÚS ESPIGA

 


    El Karate Club Málaga estaba situado en un amplio sótano de la céntrica calle Beatas. Allí, un mes de abril, conocí al que sería mi primer profesor de Karate; Jesús Espiga Rodriguez. De eso hace ya casi 47 años.


    En aquella ocasión, tras bajar un primer tramo de escaleras, en un amplio descansillo, Jesús estaba con el karategi puesto sentado tras una pequeña mesa. Yo ya había visitado el dojo unos días antes, pero era la primera vez que entablaba conversación con él. Era el día de mi inscripción.

    Mientras hablaba de las bondades de la práctica del Karate yo me fijaba en sus manos notando las marcas en sus nudillos. Entregué un par de fotos y pagué la mensualidad de Mayo, recibiendo el carnet de color rosado que todos sus alumnos guardamos con cariño.

    Sobre aquel tatami de colchonetas recubiertas con una lona plastificada de color amarillo, inicié mi andadura en el Karate-dô.

Primeros años en el Karate Club Málaga

    Pensando en mi relación con Jesús en aquellos años, se alternan mis recuerdos y sensaciones con la perspectiva que dan los años y la experiencia, y con mi concepto actual de un sensei después de haber conocido a muchos.

    Hoy sabemos que la palabra japonesa “sensei” alude literalmente al que “ha nacido antes”. Desde ese punto de vista, cuando yo le conocí en aquella tarde de Abril de 1976, yo tenía 14 años y él 35. Él era segundo Dan (entonces eso no era poco) y para mí era el inicio del camino. Él ya conocía lo que era la vida, trabajar en otro país y entrenar con un maestro japonés y yo apenas comenzaba a ampliar mi círculo vital. ¿Cómo no verlo como un referente?

Jesús en sus años de aprendizaje en Alemania

    Jesús tenía una indudable habilidad técnica y una idea clara de lo que para él era el Karate, respaldada por la experiencia con sus maestros. Nos inculcó el respeto a las normas de etiqueta del dôjô y nos enseñó como conseguir unos fuertes fundamentos técnicos.



    La relación profesor/alumno que se estableció con él fue distinta en función de la edad de cada uno de sus alumnos. Yo solo puedo decir que como adolescente siempre fue amable y cariñoso conmigo (sin quedar exento de rapapolvos y trato duro en el tatami) y más tarde se estableció una relación de mutuo respeto hasta el presente, cuando ocasionalmente nos veíamos y hablábamos de los viejos tiempos.


    En cualquier caso todos los que iniciamos nuestro aprendizaje en el Karate Club Málaga, debemos a Jesús que lo fundara. Quizás pudimos empezar en otro lugar, pero no fue así, y quizás pudimos cambiarnos a otro dôjô, pero perseveramos. No cabe duda de que siempre apreció a sus alumnos, aunque fuera de una manera muy sui generis.



    En una entrevista realizada en el año 2006, que un gran amigo suyo, Javier Brieva, le hizo para el programa “Cinturón Negro” de PTV, Jesús dijo las siguientes palabras:

“Debo dar las gracias a todos mis alumnos, porque creo que han sido, y son, buenos alumnos, dentro del Karate, pero sobre todo por su nivel humano. Considero que todos son buenas personas, y estoy sumamente agradecido”

    Ahora Jesús, Espiga, como muchos le conocieron, se ha ido a pocos días de cumplir los 82 años. Vivirá en nuestras mentes su imagen y el recuerdo de aquel amplio sótano. Y en nuestro corazón, los sentimientos que despertaba aquella atmósfera que creamos entre todos y que cuando eras de los últimos en salir y con el dôjò ya vacío, se mantenía cuando la luz se apagaba.

Antonio Ávila









lunes, 9 de enero de 2023

KEIKO HAJIME 2023

 


    Siempre eterna y no tan buena alumna, pero sin duda amante de este arte.

    En este, mi tercer año de práctica, siento que he recorrido un largo camino y que aún así, este no ha hecho más que dar comienzo....

    El primer entrenamiento del año se denomina Keiko Hajime, terminó aún difícil de pronunciar para mi... trataré, por tanto, de describir de la manera más acertada como viví este ”Rito” que celebramos en cada nuevo comienzo de Año.

    Realizamos, como en cada entrenamiento, trabajos generales y de condición física, todos de manera conjunta en una primera parte del entrenamiento, y bajo las indicaciones de nuestro Sensei, Antonio Ávila.


    La segunda parte es más especial, pues cada alumno o grupo según el color de su cinturón, elige un Kata o Kumite, acorde a su rango y lo ejecuta frente al resto de compañeros.

















    Una vez finalizadas las exhibiciones de los alumnos es el turno de nuestro Sensei que tras nombrar y ejecutar el suyo pone fin al entrenamiento dejando espacio a la celebración, donde amigos, parejas e hijos nos encontramos para dar la bienvenida al nuevo año.

    El cometido de esta jornada es juntarnos para además de dar comienzo al Año Nuevo, renovar de forma simbólica el compromiso con la práctica, una práctica siempre en constante avance con la mejora, no sólo física o personal, también de alguna manera se profundiza en el conocimiento espiritual, abordando así todos los aspectos del SER.

    Agradezco a todos y cada uno de mis compañeros, acompañantes y a nuestro Sensei la oportunidad, la presencia y la participación en este el PRIMER ENTRENAMIENTO DEL AÑO, pues como dice un buen amigo: el camino siempre es más fácil y divertido cuando es compartido.


    Feliz Año y Feliz Práctica.

Yolanda García.


(Fotos: Andres López)