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lunes, 22 de agosto de 2016

EL KARATE DEL ZEN, EL ZEN DEL KARATE.

Morio Higaonna sensei en zazen
Como decía el conocido maestro de Yoga, Ramiro Calle, en la introducción de un ya viejo libro sobre el Zen y las Artes Marciales Japonesas (Ed. Cedel, 1968), para escribir sobre el Zen lo mas apropiado sería entregar un libro en blanco para que cada cual escribiese su propia experiencia, ya que todo lo que realmente puede escribirse sobre el Zen es precisamente eso: la propia experiencia.


En el Zen no hay nada sobrenatural, es un mapa que permite que cada cual recorra su propio camino. Personas corrientes con pasos normales van hacia la superación de la vulgaridad mundana y del vulgar estilo de vida egoísta, que no producen mas que sufrimiento y una vital desorientación. El maestro zen Tsuji Gestan (1647-1726) también maestro de espada (fundador de la escuela Mugen Ryu) decía que el Zen te enseña la importancia de la vida diaria. Enseña que la grandeza de la vida no radica en las cosas artificiales ni en las comodidades materiales (estamos hablando del siglo XVII), sino en la vida ordinaria, haciendo cosas ordinarias, de una manera ordinaria y es una desilusión creer que hay algo especial por el simple hecho de ser humanos y sentirnos superiores a otras formas de vida. Y lo que es mas importante, el Zen te muestra la realidad. La realidad es ver la vida desprovista de Ilusión, entendida la Ilusión como lo no real.

Maestro zen Taisen Deshimaru

El Zen no adoctrina, al contrario solo invita a que uno mismo recorra el camino y propone como método el zazen, solo sentarnos con nosotros mismos, sin estados de trance o alucinaciones, sin intereses personales, sin intención de logros… Solo desarrollar la consciencia del ser y del estar en cada momento, de la transitoriedad e impermanencia de todo lo que nos rodea a excepción del “aquí y ahora”.

La Iluminación, el satori, no son objetivos, no son estados excepcionales. El maestro zen Deshimaru decía: “El Satori es volver a las condiciones normales y comprender el sentido de todas las cosas de la vida sin coloración neurótica”. La experiencia del Zen es la consciencia ordinaria, el estado de alerta, la percepción abierta y directa, el control natural. Para ello debemos liberarnos de condicionamientos y visiones distorsionadas por las necesidades de un fuerte ego.


La practica del Zen está pues relacionada con la investigación sobre nosotros mismos y la relación con todo lo demás. Nos hace conscientes de la necesidad de una vida espiritual para enfrentarnos tarde o temprano a las verdades de la Vida. El maestro zen Nishiyama Kudo dice que el verdadero budismo es poner nuestra fe en la realidad, pero que esta realidad tiene dos aspectos: uno espiritual y otro material. Por ello se suele decir que el Zen no es ni racional ni irracional sino post-racional.

Daruma
Se atribuyen las siguientes palabras al mítico Bodhidharma (Daruma en jap.) considerado primer patriarca zen y origen de estilos de lucha y prácticas de Chikung (Kikô en jap): Conoce tu mente mediante la sabiduría interna y cuida tu cuerpo mediante la disciplina externa”. Este buen consejo, en nuestro caso, enlaza el Zen con el Karate-dô, convirtiéndose en una sola práctica.
 
No vamos a comentar la relación que siempre a tenido en Zen con las Artes Marciales japonesas, sino a centrarnos en la que tiene con el Karate desde que es Karate.

Algunos maestros okinawenses no ven clara esta relación y dicen que quién practica zazen para mejorar su Karate, es porque quizás su Karate no sea muy bueno. Desde otro punto de vista, otros opinan que el Zen no es diferente al Karate, pero no es para pelear mejor.

 Ambas disciplinas buscan conquistar el ego. Lo que se practica en el dôjô (de Karate o de Zen) es primeramente para lograr la victoria sobre uno mismo, requisito imprescindible para aspirar a vencer a otro, lo cual pasa entonces a ser secundario. Este es el sentido de su relación, no una simple estética de reglas y postureos, o de frases que solo “apestan a Zen”, una expresión que da a entender que no se comprende profundamente.

Karate y Zen coinciden totalmente en otros muchos elementos como la importancia del mokuso, el tanden, la respiración, la consciencia y la concentración. Ambos son esencialmente empíricos y animan a la practica, pues sin experiencia no hay aprendizaje real.

A continuación vemos algunos ejemplos y referencias de los maestros de Karate en relación al Zen:

Morio Higaonna sensei habla de que se cree que Chojun Miyagi sensei (1888-1953) se concentró mucho en las practicas ascéticas de la meditación zen. En su “Esbozo histórico del Karate” (Osaka, 28/1/1936) Miyagi sensei dice: “Al final hemos obtenido el lema correcto “mente primero y cuerpo después” que significa que Karate y Zen son lo mismo” Sin embargo Miyagi sensei no introdujo el Zen en el Karate de manera explícita.

Choki Motobu sensei (1870-1944) en “Watashi no Karate Jutsu” de 1933 habla de que la concentración y la tranquilidad de espíritu que proporciona el Karate es algo que tiene en común con el Zen.

A mediados de los años 20 Gichin Funakoshi sensei (1868-1957) comienza al practica del Zen con el abad Furukawa Gyodo en el templo Enkakuji de Kamakura (hoy en día existe en este templo una estela en su memoria con la inscripción Karate ni sen te nashi)
Shoshin Nagamine sensei: Matsubayashi-ryu

Shoshin Nagamine sensei (1907-1997) incorporó la practica de la meditación zen en sus clases, aunque decía que el Zen nunca influenció al Karate en el pasado.

Morio Higaonna sensei en su periodo de estancia en Tokyo dedicó un intenso esfuerzo a la practica y estudio del Zen. Como el mismo diría, llegó a la conclusión de que no era algo separado del Karate y que a través de la practica de este se podía seguir practicando Zen. Higaonna sensei mantiene una estrecha relación con Sogen Sakiyama Roshi de la secta zen Rinzai, quien fue alumno a su vez de Chojun Miyagi sensei en su juventud.

Sakiyama Roshi y Higaonna Sensei











Para terminar esta breve reseña daremos algunos consejos para la práctica del zazen, la meditación sentada, de la que se dice que es un kata con una postura única (K. Tokitsu).

En zazen hay dos instrucciones fundamentales: en la postura y en la respiración.
La postura perfecta en equilibrio perfecto, en inmovilidad y con el vientre (hara) libre.
Respiración armónica, abdominal y nasal. La lengua se pega al paladar.
Bodhidharma decía que “para ver un pez, se debe observar el agua”. Solo observaremos por tanto, desde nuestra solida postura y armónica respiración.

El maestro Kodo Sawaki en zazen
Pero pronto tomamos consciencia de que tenemos pensamientos que surgen de manera mecánica e inconsciente. De que son asociativos, valorativos y relacionados con nuestra emociones. Pensamientos que son creados por nuestro ego, con sus preferencias ilusiones, miedos, defensas, etc. Este ego no soy Yo, y aprendemos a dejar pasar los pensamientos como nubes. La mente llegará a disciplinarse en este sentido y podremos concentrarnos en la observación de nuestro verdadero Yo.

 “Las cosas son como son" decía el patriarca zen Eihei Dōgen.


Antonio Avila

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