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martes, 26 de febrero de 2019

UNA CATA CON "C"


La formación de un grupo no es casual. Primero nos unen unos objetivos básicos comunes, pero luego se van formando relaciones entre las personas que lo componen y se forma el grupo propiamente dicho. Con el tiempo va evolucionando en su tamaño y estructura, no sin problemas tanto externos como internos que pueden hacerlo peligrar o simplemente convertirlo en personas que se reúnen solo para un fin egoísta (de ego).


El Karate establece una excepcional guía para el cultivo del individuo dentro de un grupo. El apoyo mutuo es imprescindible para el desarrollo personal. El hombre ha evolucionado gracias a la cooperación no a la competición. En nuestra práctica existen protocolos, normas, jerarquías y valores que hacen del dojo un laboratorio donde podemos experimentar aquello que debemos llevar a nuestras vidas.

Por todo esto nos gusta realizar actividades también fuera del dojo, para poner en práctica estas enseñanzas, y en donde nuestro grupo de practicantes de Karate-do, se pueden interrelacionar con otros grupos de familiares y amigos, y donde además se estrechan lazos de amistad. También los roles cambian un poco (a veces mucho) y así es posible conocerse fuera del ámbito del Karate.

En esta ocasión el detonante de organizar esta reunión fue la posibilidad de que nos presentasen una nueva ginebra japonesa que la casa Suntori ha puesto en el mercado. Nuestro compañero José Antonio Iglesias, consiguió que un representante de la empresa Maxxium España, Miguel Sánchez, nos explicara las excelencias de dicho producto y nos ofreciera una pequeña cata (cata con “c”, claro).


Pero las actividades son para “todos los públicos” así que empezamos por gestionar una paella. Tras el entrenamiento matutino de todos los sábados, nos dirigimos a nuestro local habitual para estas ocasiones, donde Sensei Carlos Cuesta como siempre, estuvo a cargo de su puesta a punto y de que nada le faltara a nadie.

Nuestro compañero Dani Martin cambió su cinturón negro por el delantal y fue el encargado de elaborar la paella, y paella “pa” tantos no es trabajo fácil, pero salió airoso de la prueba. También Baldomero Espín hizo lo propio y se puso al mando de la plancha con Carolina Torres de pinche.


































Después del almuerzo y el café, se generó de manera espontánea una especie de cambio de papeles intergeneracional, y los más veteranos se entregaron en cuerpo y alma en mostrar a los más jóvenes antiguos juegos, ante la envidiosa mirada de los que no se atrevieron a participar.


"Sota, caballo, rayo"















"El moscardón"






























"Estatuas mudas e inmóviles"


Finalmente llegó la hora de la cata. Miguel nos explico que la ginebra artesanal Roku se destilaba y embotellaba en Osaka y que estaba elaborada a partir de seis botánicos (o aromatizantes) de origen japonés, todo, incluida la presentación con el típico sello de como los japoneses hacen las cosas. Luego nos  la preparó para su degustación y pudieron disfrutar de su agradable aroma y peculiar sabor, incluso los que no eran aficionados a este tipo de bebidas.




















En fin, una agradable jornada, agradeciendo a Andrés López y Oscar Ureña que mantengan su atención en sus máquinas fotográficas y así poder compartir buenos recuerdos.



AMGK

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