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viernes, 4 de septiembre de 2020

EL SANTUARIO DE NAMINOUE: SU HISTORIA RECIENTE



En 1868 el nuevo gobierno Meiji, establece el sistema de ordenación del territorio por ken  (), antecedente de las actuales prefecturas, (Okinawa es prefectura en 1879) y el reino de Ryûkyû fue abolido unilateralmente.

         A pesar de la invasión de 1609 y el control encubierto que el clan Shimazu de Satsuma ejercía sobre este reino, seguía siendo  considerado como un país extranjero y como tal se volvió a ocupar. El entonces rey Sho Tai con su corte es exilado a Tokyo en 1972 siendo nombrado marqués, al nuevo estilo europeo.
Sho-Tai. Último rey de Ryûkyû
El siguiente paso para la unificación del territorio fue establecer una serie de programas dirigidos a “hacer japoneses” a los nuevos ciudadanos, que hasta entonces mantenían su propia cultura, lengua y religión.


        Políticamente, además del exilio del rey, se desalojó su residencia en Shuri y la capital de la nueva prefectura de Okinawa se trasladó a Naha.
         Para los interesados en la historia del Karate, este proceso es de gran importancia, porque supuso que las artes marciales de Shuri se empezaran a transmitir fuera del ámbito de la corte y del ejército, sobre todo tras la muerte en 1901 del exilado último rey de Ryûkyû.
         En cuanto al programa de asimilación religiosa, que es el que ahora nos interesa, se impuso la “Religión sintoísta Nacional” (Kokka Shintô - 国家神道) en la que el Emperador de Japón era un dios viviente digno de ser adorado, y llegado el caso, morir por él.
Meiji Tennô
        La religión nativa se prohibió y se persiguió a sus sacerdotisas (yuta y noro), se erigieron puertas sintoístas (toori -鳥居), por todo el territorio, incluso en pequeñas isla desiertas, marcando el territorio como posesión de los kami () japoneses.  Muchos de los lugares del culto tradicional de las islas o utaki ( ) fueron destruidos o sustituidos por santuarios shintô (jinja - 神社) al más puro estilo japonés, como fue el caso de Naminoue-gû, y se intentó la asimilación de deidades nativas al panteón shintôista.
         Estas prácticas se mantuvieron en el tiempo intensificándose en los años previos a la II Guerra Mundial. Posteriormente este proceso de “shintoización” se ha mantenido aunque de manera más suave, debido a que el pueblo de Okinawa a pesar de todo ha protegido sus creencias haciendo ofrendas en lugares sagrados, negándose a realizar en sus casas ritos shintô, y manteniendo sus sacerdotisas noro para los oficios y las yuta para todo tipo de consultas.

          En la actualidad se respetan los utaki aunque colocándoles algún elemento shintô como un torii. Se permiten las ofrendas con el tradicional incienso negro (senko) y la presencia de noro en los templos shintô que fueron anteriormente utaki, además de otras concesiones.

         Las autoridades permitén que una noro se pueda convertir en sacerdotisa shintô (kannushi -神主) o construir un jinja sobre su utaki pero al parecer estos casos nunca se han dado.

         Incluso algunas familias japonesas que se instalan en las islas de Okinawa, no tienen ningún problema en aceptar las antiguas creencias de Ryûkyû.
         En Okinawa no hay más de diez templos shintô reconocidos por la Asociación de Santuarios Shintô (Jinja-honchô - 神社本庁). Entre ellos este de Naminoue-gû en Naha.

           El santuario de Naminoue, ya estaba incluido entre los principales “Ocho Santuarios de Ryûkyû” (Ryûkyû hassha o Ryûkyû yasa-琉球 ) patrocinados por la familia real. Cada uno de ellos fue asociado a un templo budista (en el caso de Naminoue al Gokoku-ji), repartiéndose las competencias ceremoniales. Las relacionadas con la vida se ofician en el santuario shintô y las relacionadas con la muerte en el budista.
El antiguo templo Gokoku-ji
Cuando Ryûkyû se convirtió en prefectura en 1879,  los santuarios perdieron su financiación, entre otras cosas por la poca afluencia de fieles, pero el de Naminoue fue el único que se clasificó en 1890 como  Kanpei-Shosha ( 官幣小社 ) o santuario de tercera categoría dentro de las tres en que categorizan los santuarios apoyados y financiados por el gobierno en relación a su grado de asociación a la familia imperial. Se le designa como el “Santuario para la protección de la tranquilidad de toda Okinawa” (沖縄総鎮守社, Okinawa sōchinshu sha ).

      Como dato curioso, podemos decir que era en este santuario donde se hizo habitual que acudieran las mujeres durante la Guerra Sino-Japonesa (1894-5) y la Guerra Ruso-Japonesa (1904-5), para pedir a los dioses que sus hijos no fueran considerados aptos para el servicio militar en el Imperio Japonés.

        La relación del santuario con la casa imperial se remontó a Minamoto no Tametomo (源為朝 – 1139-1170), cuya familia fue fundada por el emperador Seiwa (清和天皇 – 850-880). La creencia es que este personaje huyendo de la rebelión Hôgen llegó a las islas, fundando el reino de Chûzan del que su hijo Shunten (舜天 , 1166–1237) sería el primer rey. Fue un intento de demostrar que la casa real de Ryûkyû era finalmente una rama de la casa imperial de Japón.

         En 1924, el gobierno imperial japonés declaró oficialmente a Naminoue centro de los asuntos religiosos en Okinawa. Desde entonces fueron objeto de veneración en el santuario los símbolos de Tametomo, Shunten y los reyes Sho En (尚円, 1470 – 1476, fundador de la segunda dinastía Sho), Sho Nei (尚寧, 1587 – 1620, quién sufrió la invasión Shimazu) y Sho Tai (尚泰, 1843-1901, quién fue último rey de Ryû-Kyû).

Naminoue-gu en 1925

El santuario fue remodelado en 1923 para adaptarlo mejor a los estilos arquitectónicos de un santuario sintoísta japonés. Fue destruido en el año 1945 durante la batalla de Okinawa, donde también se destruyó una famosa campana fundida en Corea en el 956, que fue nombrada como Tesoro Nacional en 1907.




Naminoue tras la guerra


La primera reconstrucción del honden (sala principal) y la oficina del santuario finalizó en 1953, y la del haiden (sala de culto) en 1961. La reconstrucción del resto de edificios y pequeños santuarios lo hizo en 1993.




Naminoue en 1963
Antonio Ávila




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