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sábado, 11 de diciembre de 2021

KAIZEN (改善)



Al final de cada año elegimos un lema, un concepto o una idea que aglutine de alguna manera nuestras intenciones para el siguiente.


Para el 2022 nuestra propuesta es “la pequeña y constante mejora”, una traducción libre del concepto KAIZEN ( 改善), que consiste en alcanzar nuestros objetivos a través del mejoramiento de pequeños aspectos de nuestros hábitos, y aprovechando todas las posibilidades que se nos presentan a lo largo del día.

Aunque este concepto apareció en el medio empresarial americano durante la II Guerra Mundial, fue en Japón donde trascendió hasta casi un ámbito filosófico.

A diferencia de los propósitos de Año Nuevo que intentan erradicar malas costumbres como fumar o dedicar excesivo tiempo a los videojuegos, y que pretende implantar nuevas costumbres como hacer deporte o leer más, el Kaizen no impone cambios radicales sino pequeños pasos, que no siempre producen solo pequeños resultados, y que mantenidos en el tiempo llevan a grandes mejoras.
Otra "opción" es confiar en Daruma. El Daruma Koboshi Es un amuleto popular en Japón que sirve para motivar a las personas para conseguir con efectividad los propósitos.

Aquí vamos a llevar este concepto a nuestra práctica del Karate, que como el Karate mismo, es extrapolable a cualquier aspecto de nuestra vida.

Ahora que acaba el año, deberíamos reflexionar sobre que objetivos desearíamos conseguir. Sería buenos escribirlos y repasarlos, afinarlos o cambiarlos durante algunos días. Estos objetivos deben tener significado para nosotros, ser beneficiosos en algún aspecto físico, técnico o espiritual (shin-gi-tai) y ser alcanzables. Deben acomodarse a nuestro estilo de vida, pues no todos somos “profesionales” de las artes marciales, ni podemos dedicar cinco horas diarias al entrenamiento, ni tenemos veinte años. Además, quizás tengamos otras cosas que hacer a lo largo del día tan importantes o más que practicar Karate.

Pondremos como ejemplo: “Mi objetivo principal para este año será obtener el nivel de primer dan (o cualquier otro nivel desde el cinturón blanco)”.

Pues bien, este objetivo, aún demandando un trabajo superior al habitual, debemos desmenuzarlo en pequeñas tareas que nos acerquen al objetivo principal y que supongan solo un pequeño esfuerzo extra, de forma que nos aseguremos de que serán cumplidas.

Para ello tendremos en cuenta pequeños momentos del día que puedan ser aprovechados (al subir en el ascensor, o por las escaleras, al estar esperando en una cola, conduciendo…), o pensando ¿que podría hacer en un minuto? (meditar, hacer los primeros pasos de Sanchin kata…). También colocar materiales a mano para ser utilizados de inmediato (trasladar nigirigame de un lugar a otro de la casa, apretar una pelota de goma, tener un makiwara o una superficie apropiada instalada y golpearlo al pasar, etc.)
Sensei Teruo Chinen tenía instalado un makiwara en su camioneta para poder usarlo en cualquier lugar.



















Podemos realizar una actividad complementaria que mejore alguna de nuestras habilidades

Pensaremos en nuestras necesidades en relación a los tres ámbitos (físico, técnico y espiritual/mental). Si la acción va encaminada a la mejora física, subir escaleras (quizás al principio solo un piso si vivimos en un 7º), levantarnos cada cierto tiempo y estirarnos si tenemos un trabajo sedentario, o aplicar más esfuerzo en las clases periódicas (trabajar mas fuerte sin reservarme los últimos 5 minutos o los 20 primeros golpes, quizás hacer las posiciones más bajas). Si es técnica, verificar con el sensei más a menudo si determinada técnica es correcta, anotar nuestras carencias y errores para tenerlos presentes en las clases y corregirlos, estar mas atentos, memorizar bien parte de un bunkai...). Si es mental, visualizar los kata antes de dormirnos, o en vez de mirar el móvil cuando nada tenemos que hacer, practicar un minuto de meditación antes de determinadas acciones, poner por escrito en un lugar visible nuestro objetivo final y tenerlo así más presente, etc. Como vemos son pequeñas cosas lejos aún de incrementar el entrenamiento varias horas a la semana o empezar a correr antes de ir al trabajo. Pero una cosa nos llevará a la otra.

Tomar nota de las correcciones del sensei

La primera regla después de decidir nuestros objetivos y primeras acciones, es empezar a poner nuestro plan en marcha aquí y ahora, no el lunes o cuando creamos que sería mejor iniciarlo. Las tareas han de ser diarias pues deben crear hábito, y para esto siempre será mejor hacer un kata en casa el día que no podamos entrenar o no haya entrenamiento, que no hacer nada. El cúmulo de nuevos hábitos en estas pequeñas cosas, da “impulso psicológico” para adoptar mayores retos.

Será importante que seamos conscientes de nuestro plan de mejora y tengamos un control sobre su cumplimiento, pudiendo incorporar nuevas tareas o modificar las que hacemos. Esto es también mejora continua. Además de cumplir las tareas es importante para evaluar los progresos el cuantificar las acciones (cuanto peso vas perdiendo o ganando, cuantas repeticiones de un kata has hecho en una semana, cuantas flexiones has realizado, cuantos centímetros has ganado de flexibilidad, cuantos términos de Karate has aprendido, o si estás dando más de ti mismo en las clases). Cuantificar nos permitirá planificar el aumento del numero de repeticiones, intensificar los ejercicios, etc.
Centímetro a centímetro

Buenas reflexiones al final de cada clase son pensar en ¿que he hecho mejor que otras veces? y en ¿que he aprendido?, recordando que el valor de la clase está solo en el nivel del esfuerzo personal. La pregunta diaria es: ¿que hemos hecho hoy que nos ha acercado un poco más a nuestro objetivo? Estas preguntas dan calidad al entrenamiento. Por ello el número de horas que entrenemos es solo indicativo de nuestro esfuerzo por aprender, pero esfuerzo no es siempre conocimiento.




















Puede que al principio los éxitos sean pequeños, pero los fracasos, si los hay, serán igualmente pequeños, aunque debemos tomarlos como aprendizajes de lo que no debemos hacer, más que considerarlos “fracasos”, y seguir adelante con nuestro plan.

Aunque el proceso de mejora sea constante, debido a que todo y todos cambiamos, y necesitamos incesantes reajustes, debemos ser conscientes de cuando hemos logrado nuestro objetivo. Hoy en día nada finaliza, todos los procesos se difuminan en un flujo incesante que nos hace pensar que siempre somos los mismos. El ejemplo de un paso de cinturón es un ritual que indica un antes y un después, y estos rituales estabilizan nuestra vida. Hemos utilizado el sistema de mejora constante del Kaizen hasta traspasar un umbral que deja cosas atrás y encara nuevos conocimientos y comportamientos.

Los maestros dicen que “el Karate no tiene fin” y es cierto en muchos aspectos, pero su vía incluye esos umbrales que hay que traspasar y que nos impiden retroceder, o nos enfrentaremos a una práctica anodina, a un camino que no va a ninguna parte.


Antonio Ávila




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