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sábado, 5 de febrero de 2022

YOSUKE YAMASHITA SENSEI

 


Recibimos con tristeza la noticia del fallecimiento del maestro Yamashita.

 No voy a dedicar estas líneas a trazar su biografía o describir la larga lista de sus muchos logros pues pecaría de pedante. Tampoco puedo hablar de él de una manera personal, porque aunque nuestra relación fue muy dilatada en el tiempo, se limitó fundamentalmente a muchos cursos y entrenamientos, y a algunos pocos actos sociales que compartimos,  y no puede ser comparada con la de sus alumnos más cercanos. Le correspondería a cualquiera de ellos, antes que a mí, hacer su semblanza con más propiedad y conocimiento.


Pero si puedo hablar de aquello que intentó inculcarnos.  

 A veces actuamos, decimos, o transmitimos cosas a nuestros alumnos, que provienen de enseñanzas que están tan interiorizadas que ya son parte de nosotros y perdemos la conciencia de donde proceden. 


Cuando me enteré del fallecimiento del sensei, repasé antiguos apuntes y vi viejas fotos, y entre muchas páginas de indicaciones técnicas, aparecían siempre las mismas enseñanzas, las que con lacónicas palabras repetía sin cesar en los entrenamientos y que aún resuenan en mi memoria: “¡Más fuerte!”, “¡tanden!”, “¡concentra!”,”¡más kiai!” cuando en interminables series de kihon, o repitiendo kata el cuerpo flaqueaba y el espíritu debía tomar el mando. 


Insistía una y otra vez en la importancia de la respiración, en la concentración en el tanden, en que el Karate era “Do”, y que quién no lo entendiera se fuera a jugar al tenis, que era más divertido, o que si solo se le consideraba defensa personal, una pistola era mejor.


Para él, el respeto era primordial dentro y fuera del dojo, no solo hacia los maestros, sino también a los mayores y a los compañeros.


Cuando nuestros caminos se separaron, aunque después tuvimos muchos reencuentros, el me dijo abriendo muchos los ojos y con su dedo índice extendido, “No importa donde vaya, no olvide el Do. Importante, ¡eh!”


Por todo esto, cuando acudí a su capilla ardiente para presentarle mis respetos y mi más sentida despedida, me sorprendió un escrito de su puño y letra que allí habían colocado y que resumía todo lo rememorado:

 

“Karate-do es un camino de autorrealización, no solo buscar fuerza y rapidez. Hay que desarrollar  tanden. Siempre tranquilo con fuerza interior. Hay que respetar a los padres, maestros. Hay que tener amistad de los compañeros. Hay que ayudar a los ancianos y padres. Entrenamiento de Goju-ryu, respiración con tanden es más importante.”

 

Se ha marchado el maestro Yamashita, pero nos ha dejado imborrables recuerdos de experiencias con él vividas y de enseñanzas por él compartidas. En su funeral, uno de sus hijos, Rikiya, solicitó a los presentes: “No olviden las enseñanzas de nuestro padre, así siempre estará con ustedes”


Hasta siempre maestro…

Antonio Ávila





 














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