Recuerdo el día que a principios de los años 70, un amigo y yo compramos a medias nuestro primer libro de Karate. Era uno de los pequeños ejemplares de la colección del maestro Raymond Thomas publicada por la editorial Alas. Con doce o trece años de edad ya llevábamos algunos meses “practicando” de forma autodidacta. Hojeando el libro vimos que aparecían las graduaciones de Karate a partir del primer dan. Desde nuestra inocencia e ignorancia, convinimos que con el tiempo que llevábamos practicando al menos se nos podría considerar primeros danes. A esta conclusión son muchos los que llegan, aunque no desde la inocencia o la ignorancia, sino desde aumentados egos y malas comparaciones.
| Carlos , 2009 |
Todos recordamos nuestro examen para la obtención del primer dan, el ansiado cinturón negro. Tras años de entrenamiento nuestro sensei considera que el nivel personal obtenido puede hacernos optar a ese grado. El no nos compara con otros, solo con nosotros mismos, y sus consideraciones pueden sernos ajenas, pues son muchos los aspectos que se tienen en cuenta. Es necesaria la constancia, la regularidad, el mejoramiento técnico, la condición física, la actitud y sobre todo la victoria sobre uno mismo, superando los obstáculos personales que nos impidan progresar, como los horarios, las lesiones, la edad y los problemas fuera y dentro del dojo. El nivel de eficacia en combate puede perderse con la edad, pero no el nivel de eficacia frente a la vida. La progresión que como practicantes conseguimos con nuestro esfuerzo, reconocida por nuestro (nuestros) sensei es mucho mas importante que cualquier grado homologado. Así, desde que el sensei deposita su confianza en que podemos alcanzar el siguiente grado, debemos redoblar esfuerzos para la preparación del examen.
Dani y Antonio, 2011
| Tara, Sergio y Lucas, 2011 |
Con nuestro cinturón negro puesto, ahora podremos ser más conscientes de la torpeza de los que empiezan y a los que debemos ayudar con nuestro constante ejemplo en actitud y técnica, y de las habilidades de los que van por delante que debemos aprender con atención y humildad. Tenemos la certeza de que el camino (DO) recorrido hasta el momento nos ha transformado al menos en algún aspecto. Es en el recorrido y no en la meta donde debemos practicar con consciencia y método. Al llegar al primer dan es cuando caemos en la cuenta de que solo es el primero y que por delante hay mucho camino y muchas metas. El Karate es para siempre.
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| Fran, 2015 |
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| Andrés, 2016 |
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| Dani, 2017 |
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| Violette, Bharat y Natalia, 2019 |
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| José Antonio, 2021 |
Un karateka preguntaba a su sensei: ¿Cuál es la diferencia entre un hombre del Do y un hombre insignificante?
El sensei respondió: “Cuando el hombre insignificante recibe el primer Dan, corre rápidamente a su casa gritando a todos el hecho. Después de recibir su segundo Dan, escala el techo de su casa, y lo grita a todos. Al obtener el tercer Dan, recorrerá la ciudad contándoselo a cuantas personas encuentre.”
El sensei continuó: “Un hombre del Do que recibe su primer Dan, inclinará su cabeza en señal de gratitud; después de recibir su segundo Dan, inclinará su cabeza y sus hombros; y al llegar al tercer Dan, se inclinará hasta la cintura, y en la calle, caminará junto a la pared, para pasar desapercibido. Cuanto más grande sea la experiencia, habilidad y potencia, mayor será también su prudencia y humildad“
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| Oscar e Iván, 2022 |
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| Paco, Mar, Diego y Patricia, 2022 |
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| Carolina, 2023 |
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| Félix, 2025 |
Dice el sensei Kenji Tokitsu:“No es el grado lo que otorga prestigio al hombre, sino que es el valor propio de la persona la que da significado al grado”.
Antonio Ávila
(pido disculpas a aquellos de los que no conserve fotos de cuando obtuvieron su primer dan)









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