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domingo, 5 de junio de 2016

¿POR QUÉ EXAMINARSE?


Con Penelope, Natalia y Lucía

En nuestra moderna cultura, se ha perdido la antigua costumbre de las iniciaciones que marcaban hitos en la vida de las personas. Solo algunas quedan como meros festejos vacíos de esfuerzo y compromiso. Las iniciaciones conllevaban intensas y exigentes pruebas sobre lo que era necesario conocer y experimentar para sobrevivir, en cada época y edad de la vida. El paso de cinturones, el misogi de Enero, el Kangeiko, etc son algunas de estas iniciaciones, que realizamos y que a criterio de cada cual pueden llegar a ser profundas y productivas, o simples y superficiales actividades que rompen nuestra rutina. Ya se sabe, algunos dan un plácido paseo por la playa y encuentran conchas, otros se arriesgan introduciéndose en el mar y encuentran las perlas.

La prudencia en la preparación de cualquier iniciación, como lo es un examen, es aconsejable. Pero los temores exagerados son neuróticos. El ego nos disuade con excusas como: ¿y si no aguanto? ¿estaré muy cansado para trabajar después? ¿y si no soy capaz? no tengo tiempo para prepararme, no necesito cambiar de cinturón, qué tontería hacer cosas incomodas y que no me apetecen, soy como soy, no estoy preparado, lo tengo pensado para mas adelante, etc. Nos bloqueamos con conflictos mentales que no son reales y que podemos evitar concentrándonos en lo que hacemos en cada momento, sin depender de premisas ya pasadas ni de inexistentes condicionantes futuros. Aquí y ahora somos libres de decidir, y solo aquí y ahora.

Nuestras vidas toman forma gracias a nuestros actos. Si decidimos seguir la vía del Karate-dô, debemos marcar esta decisión con toda formalidad. El exámen llena este requisito. Hace que la decisión sea real e imparte un cierto poder que sin estas pruebas, faltaría. Llevaremos por tanto un cinturón que merecemos y que nos han reconocido por nuestro esfuerzo. La práctica, el exámen, expresa la sinceridad de nuestro comportamiento.

Para dar este paso, solemos tener mas fuerza de la que creemos (física y/o mental). A nuestro ego le viene bien aparecer como un ser débil, “no se emplearme a fondo”, “guardo energía”, “debo calcular”, es un incansable buscador de la comodidad y el mínimo esfuerzo. Si estuviésemos en una situación al borde de la muerte, sin posibilidad de excusas, seguro que seríamos mas fuertes.

            Es verdad que no debemos pensar en los distíntos cinturones o grados, como un objetivo, sino como un medio. No hay prisa, hay que dejar pasar el tiempo hasta que sintamos que hemos evolucionado los suficiente. Esto necesita de la experiencia que da el tiempo. Lo importante es la práctica continuada preguntándonos constantemente, de acuerdo con la edad y la acumulación de esa experiencia, como practicamos, porqué practicamos y para qué practicamos, llevando así un rumbo fijo y consecuente con nuestros objetivos. Deciá el maestro Yoshimitsu Onaga “Si queremos tener un tigre, tendremos que criar un cachorro de tigre, no uno de gato. Este cachorro es nuestra mente.”

Las graduaciones marcan el progreso personal que el karateka va adquiriendo a lo largo de su práctica, progreso que  dista mucho de ser lineal en el Karate-dô. Al igual que en la Naturaleza no hay linea recta, no se evoluciona sin errores, hay retrocesos, cambios de ritmo, etc. Pero la vida como la práctica, no se detiene. Detenerse es retroceder, es morir. Hay un dicho que reza: “No se deja de hacer Karate cuando se envejece, se envejece cuando se deja de hacer Karate


Muchas veces hemos comparado la práctica del Karate-dô con la imagen de un carro cuesta arriba. Siempre hemos de estar empujándolo. A veces avanzaremos mas o mas rápido, otras menos, mas lento o incluso nos costará sujetarlo. Pero si abandonamos, cuando volvamos a buscar el carro, no lo encontraremos donde estaba, sino cuesta abajo. El Karate-dô es para siempre.  

Antonio Avila
Con Moi y Susana















Mis felicitaciones a los aprobados en el último examen de Kyu por su esfuerzo, constancia y voluntad de superación: Susana (2º kyu), Penélope (3er kyu), Natalia, Moises y Lucía (4º kyu)

1 comentario:

  1. Me entran ganas de apuntarme aunque un poco tarde dice mi ego. Adelante, siempre adelante. Un abrazo

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