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domingo, 23 de octubre de 2016

CICLO DE CONFERENCIAS DE LA ASOCIACION HI NO HIKARI


Este fin de semana la Asociación Hi no Hikari, dedicada al estudio del Arte y de la Cultura japonesa, ha celebrado un ciclo de conferencias cuyo tema conductor ha sido “El Vacío en la Cultura Japonesa”.

         El ciclo constó de tres conferencias: La primera, a cargo de Juan Vallejo, versó sobre El Vacío como experiencia estética en el Arte Japonés, en la que a través de ejemplos extraídos de diferentes artes japonesas como la pintura, el teatro , el cine de Ozu, la música o el Bonsai nos introdujo en el conocimiento del concepto “Ma”, imprescindible para la comprensión del “Ku” (Vacío) en el Arte y también en el pensamiento japonés, relacionándolo con sus principios estéticos.


         La segunda, que fue desarrollada por Antonio Avila, se tituló “Karate: El Camino de la Mano Vacía”, y de ella incluimos al final un resumen por ser el tema de especial interés para nosotros.

Antonio Avila y Juan Vallejo
En la tercera y última conferencia el tema tratado por José Vergara fue el de “La vivienda tradicional japonesa”. Gracias a él conocimos los condicionantes naturales y culturales que han llevado a la casa tradicional japonesa a tener las características que la definen: El respeto y la integración con la Naturaleza, la sencillez, la combinación asimétrica de líneas y espacios y la posibilidad de la expresión más espiritual de la Arquitectura. A través de ejemplos visuales, como el análisis de una Sukiya (casa de té), pudimos apreciar la existencia de aquellos principios estéticos que se apoyan en el concepto de Ku.
José Vergara en su intervención

Este ciclo fue celebrado en el Centro Cultural “Pablo Ruíz Picasso” de Torremolinos, gracias a la colaboración del Área de Cultura del Ayuntamiento.
        
         La Asociación Hi no Hikari agradece desde este blog tanto la difusión del evento como la elevada participación y el interés con que se siguió esta actividad.




Agradecemos a Susana el que nos proporcionara las fotos del evento.
KARATE: EL CAMINO DE LA MANO VACIA (resumen)

por Antonio Avila

Cada cual tiene una idea subjetiva de lo que es el Karate-dô, esto es lógico pues no se puede conocer algo que no se ha practicado, que no se ha experimentado. Por otra parte el Karate se ha desarrollado en muchos ámbitos lo que le ha dado diferentes barnices y en la actualidad también ha sido recubierto por distintos envoltorios.

El Karate en sentido estricto, no es un Arte Marcial, sino un sistema de lucha civil, creado en Okinawa a principios del siglo XX. Y digo civil porque aunque es heredero en parte de sistemas marciales, el Karate como tal no fue concebido para ser utilizado en una batalla. 

 La creación del Karate no fue mas que la sistematización de la enseñanza de los sistemas de lucha de la isla por parte de determinados maestros que  por primera vez en la historia se relacionaron entre sí como representantes de sus propios métodos.

Tras la II Guerra Mundial especialmente cruenta en Okinawa, en todo Japón surge un pujante espíritu antibelicista, que solo podía casar con el espíritu guerrero de sus artes tradicionales de guerra, si el objetivo último de la practica era la mejora del practicante desde un nivel físico a uno moral y finalmente espiritual.

El término con el que se designó al nuevo arte de lucha, KARATE-DÔ, es ilustrativo de este proceso. Vamos a analizarlo:



KARA significa “vacío”. Hay quién le atribuye el simplista significado de que la mano está vacía, sin armas. Pero me inclino a pensar que este término hace más énfasis en su sentido de “disponible” de su potencialidad para ser usado. Aunque tampoco podemos perder de vista su aspecto de principio fundamental, que afirma la vacuidad de todo lo que existe, y del que hablaremos mas adelante.

TE (Ti en uchinaguchi) significa literalmente mano, y es significativo que se utilizara para designar una forma de lucha en vez de utilizar el término PUÑO (chuan en chino, y ken en japonés).

Finalmente , literalmente “camino”, es una alegoría al  camino de la vida. Se refiere a una vida de práctica constante debido a la in-permanencia y al cambio de todo lo que nos rodea y sobre todo, de nosotros mismos

Cuando decidimos iniciar el “camino” de Karate ¿Cual es la verdadera motivación inicial? La palabra motivación viene de “mover”, ¿que nos mueve?

Solemos actuar por impulsos, nos dejamos llevar, de manera a veces inconsciente por modas y reclamos. Si nos preguntan inesperadamente el porqué hacemos determinada actividad, debemos improvisar o echar mano a lo mas obvio, porque en realidad nunca nos hemos parado a pensar cuál es nuestra motivación profunda y si esta merece la pena. Si no tengo clara mi motivación, tampoco mi objetivo y tampoco el camino, lo que debo hacer, para llegar a él.

Nuestra motivación está relacionada con satisfacer nuestras necesidades, desde las mas inmediatas y básicas como comer o dormir, hasta las mas elevadas como son las espirituales o existenciales. Y el poder satisfacer todas nuestras necesidades es lo que denominamos un estado de felicidad. Todos buscamos en última instancia la felicidad.

Si nos planteamos practicar Karate-dô, incluso ahora que sabemos mas cosas de él, nuestras motivaciones iniciales aún pueden ser innumerables: ser mas fuerte, saber defenderme, estar mas sano, entrar en un grupo social, ser un campeón, probarme, sentirme mas seguro, ganar dinero en un futuro, etc, etc. 

Todas son legítimas, pero el Karate-dô como el Zen, es un camino de consciencia. Quizás primero de consciencia de nuestro cuerpo y luego de él en relación a los otros, pero esta expansión de la consciencia hacia el exterior tiene límites, el de nuestros sentidos. No podemos concebir lo infinitamente grande, y nos volvemos hacia nosotros hacia lo infinitamente pequeño, quizás mas asequible a nuestra comprensión intelectual.

La práctica continuada del Karate-dô, como camino de consciencia, de atención, nos ofrece la experiencia de que todo es in-permanente (MUJO), de que el cambio es lo único que no cambia, que instante a instante, una situación como un combate cambia, que nuestras habilidades y cualidades, como la técnica y la fuerza también cambian y finalmente desaparecen. Y digo experiencia pues solo a través de ella puedo llegar a la lucidez de la sabiduría.

 Otra enseñanza fundamental es la de la in-sustancialidad de las cosas, el comprender que todo en última instancia es vacío. Los científicos cada vez están más cerca de esta conclusión final. Han estudiado la materia y después  de descubrir las partículas sub-atómicas (quarks) solo existen teorías sobre cuál es la partícula esencial. En cualquier caso ya están de acuerdo en que lo que más existe tanto hacia lo infinitamente grande con hacia lo infinitamente pequeño, es el vacío. Si nuestra sólida materia es así de cuestionable, que no serán nuestras construcciones mentales de como son las cosas o de nuestras emociones.

Así nos dice el Zen que todos los fenómenos están esencialmente vacíos de toda sustancia propia, ya que en un sentido no son más que manifestaciones pasajeras de una corriente de manifestaciones sin fin.

Llegamos pues a la conclusión de que nuestros sentidos nos engañan, aunque están no obstante diseñados, desde nuestros orígenes, para permitirnos sobrevivir, para poder movernos en lo más inmediato, pero a la vez nos mantienen en una burbuja irreal, ignorantes de la realidad. Iluminación, Despertar, es conocer las cosas como son, no como creemos que son, sin discriminación ni dualismo, sin filtros previos de juicio.

En Karate se habla de la mente vacía (MUSHIN), la actitud mental imprescindible para la maestría en el combate, vacía de la interferencia del pensamiento y las emociones, de los juicios y del recuerdo de experiencias previas, y con toda la potencialidad de su propio vacío, con tal consciencia de la situación que percibe su más sutil matiz, incluso de lo que no percibo, llegando así a lo que llamamos intuición. Mente y cuerpo funcionan sin dualidad, sin intermediarios mentales, y el cuerpo actúa utilizando la formación programada en los músculos, dando respuestas automáticas.

Para concluir podemos decir que la esencia del Karate-dô es el vacío. Su representación es el Kata, la forma del Karate. Al igual que un artista zen no sugiere lo que es omitido, sino que hace que se refleje en lo que se ve, en un kata tampoco se hace esta sugerencia, sino que busca que los movimientos esenciales sean comprendidos. De forma que cuando esto ocurre son mucho mas que ellos mismos.

Y volviendo a la pregunta sobre ¿que motiva a practicar Karate-dô?, ¿Cual es la razón profunda?, creo que no debería ser tanto el conseguir unos momentos de felicidad puntual en el placer del ejercicio, de la compañía, de la autoestima, del éxito, de la fuerza, etc., o de un imposible estado permanente de felicidad al ser esta una cara de la misma moneda que la infelicidad y el sufrimiento inevitable, como de llegar a un estado de armonía. Quizás no pretender ser un iluminado pero si ver las cosas con la lucidez que nos da una mayor consciencia de la realidad, del Vacío.

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