Visita al Shodokan con Kurashita sensei, Okinawa, 2003 |
Tras
la muerte del maestro Higa en 1966 continúa su práctica con uno de sus
instructores avanzados, Seiko Fukushi sensei.
Seiko Fukushi sensei |
Incansable
investigador a realizado multitud de viajes y publicado algunos libros con el
fruto de sus estudios, sobre técnica e historia, sobre el Bubishi o sobre la
Medicina China, entre otros temas. La recopilación de documentos, fotos y
utensilios relacionados con la historia de Karate y el Kobudo, le llevo a abrir
en 1987 en su propio dôjô un pequeño museo.
Junto al maestro Hokama, Miguel Da Luz, Antonio Avila y rodolfo Martini, 2008.
Su
gran pasión es difundir el verdadero espíritu del karate de Okinawa y por ello
cuando es visitado, está abierto a cualquier pregunta en torno a una taza de
té, que suele derivar en una demostración práctica.
En
una visita realizada en el año 2008 nos transmitió su preocupación por el
excesivo protagonismo del aspecto deportivo del Karate, que se refleja a la
perfección en las palabras que nos transmitió Garry Lever sensei en una
entrevista realizada por él ese mismo año:
“A veces los
profesores sólo saben de Karate deportivo. Ganan unos cuantos
torneos, se hacen campeones, y están muy orgullosos, luego abren un dojo y
tienen muchos alumnos. Pero como sólo saben Karate deportivo, cuando
se hacen mayores y comienzan a ser más lentos, no pueden competir con sus
alumnos y se hace embarazoso para ellos. Entonces los ves venir a Okinawa para
preguntar por el Karatede de verdad. Esto es cierto en todo el mundo y pocas
personas entienden la verdad del Karate.”
Tras una siempre interesante charla, se sube al
piso superior, donde una galería recorre las paredes y donde están expuestas
fotos, documentos, caligrafías, utensilios de entrenamiento, armas, recuerdos
de viajes, dibujos y esquemas en un caótico orden. Sensei Hokama va explicando
aspectos sobre lo antes hablado apoyándose ahora en esos objetos a medida que
nos los vamos encontrando.
El
maestro Hokama es también un consumado calígrafo y suele ofrecer a sus visitantes alguna de las
caligrafías que inundan su mesa de trabajo.
Como
digo, es una visita obligatoria y
enriquecedora para todo el que vaya a Okinawa.
Antonio Avila
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