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lunes, 9 de diciembre de 2019

NOS DEJA EL GRAN MAESTRO HIROKAZU KANAZAWA



Nos ha dejado el gran maestro Hirokazu Kanazawa. Nunca tuve la ocasión de verlo en persona aunque mantuve la esperanza hasta el pasado verano, pues se decía que podría asistir en Naha al 40 aniversario de la IOGKF de su antiguo amigo el maestro Morio Higaonna, pero su salud no debió permitírselo.


Budosai. Naha, 2016

San Diego (EEUU), 1989
Pero haberlo conocido o al menos visto, solo habría sido casi una satisfacción personal, pues su legado era bien conocido tanto por mí como por miles de practicantes de Karate de todo el Mundo y de todos los estilos y escuelas.



El maestro Kanazawa era ya en vida una leyenda del Karate, de él se decía por ejemplo que practicaba el Karate mas elegante de la historia o que su físico era el modelo perfecto de un karateka.


Forjado en una época dorada del Karate japonés, donde conoció al maestro Funakoshi y fue formado bajo la tutela del maestro Nakayama, con esfuerzo y dedicación se entregó a la difusión del Karate por el mundo siendo ya un reputado practicante.

También tuvo la oportunidad de visitar Okinawa en una época efervescente, en 1963, y durante un par de semanas pudo conocer a maestros como Meitoku Yagi, Seiko Higa y Seikichi Toguchi de Goju-Ryu, a Choshin Chibanaa, Yuchoku Higa y Shoshin Nagamine de Shorin-ryu y a Kanei Uechi de Uechi-ryu. Años después mantendría cierta relación con el Karate de Okinawa.




Quienes lo conocieron exaltan su calidad humana, su trato y su fidelidad a los ideales del Karate-dô.



A pesar de haber practicado Goju-ryu toda mi vida, la figura del maestro Kanazawa siempre ha sido un referente y su pérdida también es en cierta manera una pérdida personal.

Decía el maestro al final de sus memorias:



“Cuando era joven entrenaba arduamente para llegar a ser fuerte y alejar de mi la debilidad, pero ahora, en los últimos años de vida me siento en cierta forma apegado a mis defectos y mi deficiencia. A través del Karate he hecho verdaderos amigos donde nos respetamos mutuamente por lo que somos. No más ni menos.”



Gracias Sensei por esta y tantas otras enseñanzas.

Descanse en paz.

Antonio Ávila

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