En
una entrada anterior dejamos la historia de Bodhidharma a punto de iniciar el
viaje a China.
Cerrada
la ruta comercial por las invasiones de los hunos, Bodhidharma se embarca en el
puerto de Mahabalipuram, recorriendo el sur de la India y la península
maláyica; tarda unos tres años en llegar al puerto de Nanhai, en el sur de China, dándose diversas fechas para su llegada
entre el 464 y el 521.
Cuando
desembarcó en la ciudad del puerto de Cantón, fue recibido por un gran número
de personas que deseaban oír hablar a este monje tan famoso pero, en lugar de
hablar, Bodhidharma se sentó y empezó a meditar por varias horas y cuando
terminó se levantó y se fue sin decir una palabra.
Bodhidharma
predicó la naturaleza de su misión expresada en los siguientes términos: «Una
transmisión especial fuera de las escrituras, con ninguna dependencia de las
palabras o de las letras, dirigiéndose directamente hacia el alma del hombre,
contemplar su propia naturaleza y realizar el estado de buda».
Sus
acciones tuvieron un gran efecto en la audiencia; algunos rieron, otros
lloraron, hubo gente que se molestó y algunos movieron la cabeza como signo de
entendimiento pero todo el mundo, de una manera u otra, reaccionó. Su fama hizo
que fuese requerido a la capital, Chienkang (ahora Nanking) por el Emperador Wu
Di 武帝(nombre póstumo de Xiao Yan (464-549 d.C) iniciador de la
dinastía Liang (梁).
Emperador Wu Di |
El Emperador Wu Di tenía un
profundo respeto por las letras y los letrados. Honró primero a Confucio
levantándole un templo en Nankíng, su capital. Luego se convirtió al budismo y
terminó su vida ordenándose monje.
Posteriormente, en la dinastía Tang (618-907) se describiría
así su encuentro:
El emperador preguntó a Bodhidharma:
–
Desde que ascendí al trono, he promovido la construcción de templos, la
transcripción de sutras y la ordenación de monjes. ¿Qué mérito he obtenido?
–
¡Ningún mérito en absoluto!
¿Porqué
ningún mérito?
Todas
estas cosas no son mas que motivos impuros para obtener mérito; a lo sumo hacen
madurar el magro fruto de un renacimiento humano o como deva (deidad). Son como
sombras que siguen a las formas, que carecen de realidad propia.
El
emperador dijo: Entonces ¿de que clase es el verdadero mérito?
Contestó:
Es el conocimiento puro, maravilloso y perfecto. Su esencia es vacuidad. No se
puede ganar un mérito así a través de medios mundanos.
Entonces
el emperador preguntó: ¿Cuál es el primer principio de la verdad sagrada?
El
maestro replicó: Vasta vacuidad, nada sagrada. (kakunen
musho)
El
emperador dijo: ¿Quién está frente a mí?
El
maestro replicó: No lo sé.
Todos los actos
generosos con un sentido del “yo” lo enredarían cada vez más en el Samsara. Bodhidharma
habla de la vacuidad no como un concepto sino como una experiencia. Los
budistas estaban en China demasiado ocupados debatiendo sobre las escrituras y
sobre conceptos como la Cuatro Nobles Verdades. Pero la práctica del Chan lleva
a la realización de que todas las cosas están desprovistas de esencia, de
un yo independiente. Para el monje venido de la India, esto no era
una cuestión a la que se pudiera llegar mediante la comprensión racional,
mediante conceptos o palabras, sino mediante la experiencia propia de la
meditación. El emperador estaba lleno de estos conceptos que enturbiaban su
mente y lo distraían de la propia experiencia.
No hay nada a lo que
aferrarse como sagrado, y eso es lo que hace que todo sea sagrado. Esto se debe
a que el apego está en la raíz de la misma impiedad. La ruptura de todo
condicionamiento mental, de todo prejuicio, eran necesarios para alcanzar el
Budhado. Las acciones buenas hechas por alguien son
meritorias siempre y cuando sean hechas sin espíritu de provecho propio, la
idea de Mushotoku era en esos años todavía desconocida aunque estaba contenida
en los sutras que se recitaban en los templos y la corte. Esto muestra
claramente que la experiencia de la consciencia profunda no puede ser alcanzada
desde el intelecto.
Indudablemente estas nuevas ideas fueron
revolucionarias en la China antigua y al principio no fueron recibidas con
agrado.
Finalmente, su
respuesta ante la última pregunta del emperador es la respuesta del que se ha
vaciado a sí mismo de conceptos e ideas. Por lo tanto, Bodhidharma no puede
responder a esa pregunta. El sabe quién es, sin embargo su forma y pensamiento
van y vienen, nada permanece como el verdadero Bodhidharma, no hay nada que
señalar y decir: “esto es Bodhidharma”.
El emperador quedó
muy desilusionado con la visita de Bodhidharma, de quien esperaba grandes
alabanzas por su patronazgo del budismo, y despidió al monje. No supo entender
que, para Bodhidharma, la realización de actos de naturaleza
transitoria movido por el deseo de adquirir mérito y
popularidad no eran algo digno de mención, y que el verdadero mérito
residía en la búsqueda de la iluminación y del verdadero
entendimiento a través de la meditación.
Se dice que, después
de haber despachado a Bodhidharma, el emperador Wudi se arrepintió y lloró
amargamente.
También que cuando se enteró de su
muerte, hizo la siguiente inscripción:
“¡Pobre de mí! Lo vi
sin verlo;
Lo conocí sin
conocerlo;
Lo encontré sin
encontrarlo;
¡Ahora me arrepiento
profundamente!
Este incidente con el
emperador hace que por prudencia cruce el Yangtzé para ir hacia el norte. Para
ello dice una leyenda, de cuya primera referencia tenemos en el 1108 extendiéndose en el siglo XIII, que lo hizo sobre una caña o un junco. Además de la
referencia de “cruzar a la otra orilla” está en relación al dicho de que muchos
recorren la orilla, pero pocos cruzan el río. El hacerlo sobre una simple caña,
puede simbolizar varias cosas. Además de ser una proeza milagrosa de quien
navega sobre una caña dominando la atención plena y controlando los vientos
interiores, también se interpreta como una navegación suave sobre las aguas del Samsara. En Japón,
Daruma (en una representación de Bodhidharma) era un protector contra enfermedades epidémicas, y el acto de poder
hacer esto le daba categoría de deidad. A su vez, las deidades epidémicas estaban
relacionadas con el agua.
AMGK
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