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lunes, 25 de septiembre de 2017

EL KARATE EN LA DAI NIPPON BUTOKUKAI (大日本武徳会)

Bharat Chablani delante del Butokuden de Kyoto, 2017

La Gran Sociedad Japonesa de las Virtudes Marciales o Dai Nippon Butokukai o simplemente Butokukai se crea en Kyoto en 1895.

Esta organización gubernamental, amparada por el poder del recién instaurado emperador Meiji, tenía el objetivo de consolidar, a través de las Virtudes Marciales, la ideología y la identidad del nuevo Japón, basada en el esfuerzo personal en pro de la Nación y del Emperador. Los ideales del Bushido eran promovidos a la vez que la práctica de las disciplinas marciales.

La elección como sede de la antigua capital imperial establecía un vínculo con la Historia a la vez que una relación espiritual con el Emperador que se reforzó con el nombramiento como “presidentes” (sosai) de la Butokukai de miembros de la familia imperial. El primer sosai, nombrado el 5 de Septiembre de 1896 por el Emperador, fue el príncipe Komatsumiya Akihito, comandante del Ejército Imperial.

La Butokukai planteó la consecución de las siguientes metas:

La preservación y promoción de las Artes Marciales japonesas, conservar sus materiales históricos (documentos, armas, etc), promocionar investigaciones publicando un boletín, y construir un gran edificio en Kyoto dedicado a la práctica de las Artes Marciales, donde se celebraría anualmente un festival (Butoku Sai).


En octubre de 1896 la asociación celebró su primera Butoku Sai que incluyó demostraciones de Kendô y Judô, en unas improvisadas instalaciones temporales.

En 1899, se completó la construcción del espléndido edificio del Butokuden, junto al Santuario Heian, convirtiéndose en la sede de la Butokukai, y el centro mas prestigioso de Artes Marciales de todo Japón, atendido por grandes expertos de todas las disciplinas.
El escudo de la Dai Nippon Butokukai, incluye la flor de crisantemo de ocho puntas de color dorado, flor nacional asociada al Emperador. En el centro los kanjiBUTOKU”: las “Virtudes Marciales” de los antiguos samurai. Mas abajo el arco y las flechas, las primeras armas que fueron representativas de los guerreros japoneses. Este escudo y sus elementos se prestan a múltiples y extensas interpretaciones de su simbología.

Junto al Butokuden, en el año 1911 se abrió el llamado Bujutsu Semmon Gakko (Escuela Profesional de Artes Marciales), donde inicialmente se enseñaba Kendô y Judô, junto a estrategia, historia, filosofía y otros estudios académicos complementarios y se certificaba y acreditaba la formación profesional en Artes Marciales. La estructuración del aprendizaje que ya tenían el Judô y en Kendô, se impuso como condición para el ingreso de otras Artes Marciales. Mas tarde, con el auge del deporte, se debían establecer también formas de competición.
Raul Ruíz y Bharat Chablani en el Butokuden de Kyoto, 2017
La Butokukai creó los grados para maestros (Hanshi, Kyoshi y mas tarde Renshi) que reconocían no solo el nivel técnico, sino también el progreso espiritual y moral dentro del Budô y su contribución al mismo. Mas tarde se aplicó el sistema de cinturones y dan (1917), los uniformes, los sistemas de arbitraje, etc.

La escalada militarista que desembocaría en la participación de Japón en la II Guerra Mundial, encontró en el Bushidô el mejor ideario. Las virtudes marciales ya no eran patrimonio de los samurai, los nuevos Budô permitían formarse en cuerpo y espíritu, y así se formaban ciudadanos que, llegado el caso, darían su vida por la patria y el Emperador. La Butokukai controlaba todo lo relacionado con cualquier Arte Marcial, además, coordinándose con el Ministerio de Educación, llevaron los nuevos sistemas a las escuelas, expandiéndose así la práctica del Judô y el Kendô fundamentalmente. Así en 1911 eran ya obligatorios en todas las escuelas secundarias. En esta línea, en 1919 la Butokukai incorporaría el sufijo “” para llamar la atención sobre la vertiente espiritual de la práctica en la formación de la persona.

Raul Ruíz practicando Kendô. Butokuden, 2017


Poco tiempo después de ser fundada la Butokukai empezaron a crearse filiales en las prefecturas, siendo sus gobernadores los directores. En 1906 ya se había establecido en 42 prefecturas, y se construían grandes dôjô que se llamaron Butokuden como el de Kyoto.

Okinawa era prefectura desde 1879, y aunque sus gobernadores continuaron siendo nombrados fuera de Okinawa, por lo que eran afines a la política reinante, el Karate no fue reconocido por la Butokukai hasta el año 1933, como arte marcial japonés, a pesar del reconocimiento a determinadas escuelas y maestros, como al Maestro Chojun Miyagi que ya en 1931 había registrado su escuela Goju-Ryu.

El Tode, todavía no nombrado Karate, tuvo grandes dificultades para ingresar en la Butokukai derivados de su origen chino-okinawense y de sus propias características en cuanto a estructura y métodos de enseñanza.

El Tode no pertenecía a las antiguas tradiciones de lucha japonesas, y los primeros maestros que lo exportaron desde Okinawa en los años 20, tuvieron enfrentarse a actitudes xenófobas que obligaron a hacer pequeños y grandes cambios, para darle un aspecto mas “japones”, como el mismo nombre de Karate, la uniformidad, la estructura de grados o la nomenclatura.

En cuanto a la estructura, el Tode no estaba unificado, había casi tantas líneas como maestros, y cada uno con su propia forma de enseñar y de entender su arte. Tampoco existía la posibilidad de realizar competiciones deportivas, pues se consideraba demasiado peligroso al no existir normas, a pesar del carácter competitivo de los okinawenses que se medían en su propia lucha “sumo”, tirando de una gigantesca cuerda o en regatas de barcos-dragón, por ejemplo.

La supervivencia del Tode, tanto como forma de lucha como de patrimonio cultural, pasaba por ingresar oficialmente en la Dai Nippon Butokukai, y desde principios del siglo XX, la labor de muchos maestros se encaminó, de manera no siempre consciente, a conseguir este objetivo.

En el ámbito militar el Tode llamó la atención por el excepcional estado físico de los reclutas que lo practicaban (recordemos el alistamiento de Kentsu Yabu y Chomo Hanashiro) y por la efectividad de sus técnicas, demostradas en diversas ocasiones ante altos cargos de la Armada Imperial que visitaron Okinawa.

En el ámbito educativo, es de destacar el esfuerzo del maestro Ankô Itosu para adaptar al Tode con el fin de introducirlo en las escuelas como ejercicio físico. Este aspecto junto al gran potencial del Tode como disciplina del Budô, fue captado de inmediato por el maestro Jigoro Kano, fundador del Judô, personaje de gran influencia política y muy vinculado, al menos institucionalmente, a la Butokukai, de la que fue presidente (1899). El maestro Kano se interesó en el desarrollo del Toda manteniendo relación con maestros de Okinawa y facilitando no solo que realizaran exhibiciones en Japón sino que algunos de ellos se establecieran, como hizo el maestro Gichin Funakoshi, quien ya en 1917 realizó la primera exhibición de Tode en el Butokuden de Kyoto.

La difusión del Tode/Karate en Tokyo, Kyoto y Osaka por maestros de Okinawa, fue fundamental para su conocimiento y la posibilidad de ingreso en la Butokukai. Maestros como el citado Gichin Funakoshi, quizás el mas importante en este aspecto divulgativo en Japón, Choki Motobu, Chojun Miyagi y Kenwa Mabuni entre otros.

El contacto del Tode con artes como el Kendô, el Judô o el Jujutsu, le aportó ideas para su estructuración pedagógica, y sobre todo entusiastas practicantes japoneses que trabajaron en pro del nuevo Karate. Entre ellos podemos destacar a Hironori Ohtsuka, Yasuhiro Konishi o Gogen Yamaguchi. También fue de gran importancia el establecimiento del Karate en las universidades.

Reunión de maestros de Karate de la Butokukai en 1938. En la foto se observan en la primera fila de izquierda a derecha Tatsuo Yamada estudiante de Motobu y fundador del Nihon Kenpo Karatedo y uno de los padres del Kickboxing, Hironori Ohtsuka (fundador del Karate Wadoryu y alumno de Funakoshi), Yasuhiro Konishi (fundador del Karate Shinto Jinen ryu y alumno de Funakoshi), Sannosuke Ueshima (fundador del Karate Kushinryu alumno de Motobu) y Kenwa Mabuni (funndador del Shitoryu). En segunda fila (4º de la izquierda), Gogen Yamaguchi (Goju Ryu) última fila (primero desde la izquierda), Neichu So (alumno de Gogen Yamaguchi y maestro de Masutatsu Oyama)


En Diciembre de 1933, el renombrado “Karate” ya dotado de una teoría de procedencia mas indígena que china, uniforme, sistema de enseñanza, profesores reconocidos y de un rudimentario sistema de competición, ingresa como hemos dicho en la Dai Nippon Butokukai como arte japonés. De inmediato se contempló además la posibilidad de la construcción de un Butokuden, y se inició una campaña de recaudación de fondos a cargo de entidades interesadas en las Artes Marciales, como el Departamento Prefectural de Policía. En 1939 se estrenaba el flamante edificio con una demostración que incluyó Judô, Kendô y por supuesto Karate-dô.

Butokuden de Naha, antes de la guerra
Sin embargo el Karate, lejos de unificarse, mantiene hasta la actualidad una gran variedad de interpretaciones y tradiciones, que lo hacen mantenerse dividido en multitud de escuelas y organizaciones mantenidas a veces por nobles razones de preservación del patrimonio cultural, a veces por ideas de evolución y cambio, a veces por intereses nacionales-deportivos y a veces por razones mas bajas y simples como el prestigio o el mero interés económico.

Pero volviendo a nuestra historia y en lo concerniente a nuestra escuela Goju-ryu, el maestro Chojun Miyagi tuvo un gran protagonismo, pues su investigación constante hizo que su escuela consiguiera una entidad propia siendo la primera que fue reconocida por la Butokukai. El maestro Miyagi recibió a lo largo de su vida el reconocimiento de esta organización siendo nombrado delegado en Okinawa (1934), y recibiendo el grado de Kyoshi (1937) y después el de Meiyo Shihan (Profesor/Mestro de Honor)

Una vez que Japón se rindió incondicionalmente a las fuerzas aliadas en 1945, el gobierno de ocupación prohibió todas las organizaciones que se consideraron responsables de la promoción del militarismo. El primer ministro Hideki Tojo fue jefe de la Butokukai durante la guerra, por lo que fue disuelta y cerradas todas sus filiales y confiscados sus bienes en Septiembre de 1946.

Los edificios Butokuden que se mantuvieron en pie fueron reutilizados. El de Kyoto fué cuartel general de las fuerzas aliadas hasta 1950 y luego tuvo varios usos (delegaciones del Gobierno, Departamento de Policía, escuela de koto), hasta que en 1970 fue declarado Tesoro Nacional. En 1987 fue restaurado a su estado actual y rodeado por nuevas instalaciones.














Salas anexas del Butokuden de Kyoto, 2017

El de Naha, milagrosamente sobrevivió a la batalla de Okinawa mientras cumplía la función de depósito de municiones.



En 1947, algo restaurado se convirtió en club de oficiales, en 1949 fue utilizado como edificio del gobierno y a partir de 1959 fue destinado al Departamento de Policía como lugar de entrenamiento de artes marciales.



Practicantes de Kendô en Butokuden de Naha en 1958

 Finalmente en 1989 fue derribado para la construcción del moderno edificio de la Asamblea Prefectural de Okinawa, donde hoy en día podemos ver en uno de sus jardines un pequeño texto en recuerdo del antiguo edificio.


Tras el Tratado de Paz de San Francisco en 1951, Japón recuperó su soberanía, y en 1953 la actual Dai Nippon Butoku Kai se restableció con un nuevo sentido de la preservación de las antiguas tradiciones marciales, mas relacionado con una práctica cultural y educativa al servicio de la sociedad. A pesar de este nuevo papel y su difusión por otros países, la gran cantidad y fuerza de organizaciones internacionales y nacionales de carácter deportivo y tradicional han hecho que su influencia decline en favor de ellas.

Antonio Avila


miércoles, 29 de marzo de 2017

KARATE EN TORREMOLINOS (II Parte)

Antonio Avila y Yosuke Yamashita sensei. Torremolinos, 1985
Ohshima no fue el único gran maestro que impartió un cursillo en Torremolinos en ese año de 1982,  pues también lo hizo el maestro Yosuke Yamashita[1] de la escuela Goju-kai, como maestro de Jesús Espiga. Fue un curso impartido en el pabellón del Centro de Menores San Francisco de Asís. El maestro Yamashita, residente en Madrid desde 1970, crea en 1982 la Asociación Goju-Ryu Karate-do en España (AGE) y su delegación en Málaga es presidida en primera instancia por Jesús Espiga y a partir de 1984 por Antonio Avila, por lo que Torremolinos es escogido mas de una vez como sede de otros cursos impartidos por el maestro Yamashita como sucede en 1985, en 1993, en el curso nacional de verano y en el último celebrado el año 2009 (en los años intermedios algunos eventos se celebraron en Málaga o Benalmádena como el campeonato Nacional de Goku-kai de 1987).
Curso del sensei Yamashita en Torremolinos, 1982
Las clases en el Karate-Club-Torremolinos hacia 1983 habían recibido varios reveses debido a la falta de continuidad de los profesores. Jesús Espiga solo podía dar clases puntualmente debido a otros compromisos, Didier Kuchler creó un grupo que luego le siguió a su nuevo dojo, Antonio Avila debido a sus estudios universitarios imparte clases solo en el Gimnasio-Club-Brieva de Málaga, algunos otros alumnos de Jesús Espiga dan algunas clases y solo Lorenzo Marín permanece fiel a un pequeño grupo, por lo que decide abrir su propio dojo: el Club Deportivo Goju Ryu Torremolinos, en el edificio Entreplazas.

Primeras competiciones en el Club Goju-Ryu
El Goju Ryu Torremolinos, pronto comienza a tener éxitos dentro de la competición, primero dentro de la AGE, desde sus primeros campeonatos nacionales y poco después dentro de la Federación Española de Karate. Así, ya en 1985 un alumno del Goju-Ryu Torremolinos, Luis Lanceta, consigue el subcampeonato por equipos del campeonato Europeo de Goju-Kai celebrado en Herlbronn (Alemania). A partir de aquí y hasta la actualidad es conocido por todos el éxito internacional a nivel deportivo de este club.[2]

Primer Campeonato de España de Goju-Kai, 1980
De izq. a der. Luis Lanceta, Reme Lamperez, Lorenzo Marín, Yosuke Yamashita, Antonio Avila y Luís Marín

En octubre de 1988 abre sus puertas el acreditado gimnasio “Arte y Deporte”, en la calle Gran Cardenal, de la mano del excelente judoka José Campos Martín y de su esposa Elena Salazar[3]. Al poco de ser inaugurado comienza a dar clases de Karate Shotokan Antonio Jiménez García, alumno y gran competidor del malagueño gimnasio Ocuma, el cual impartiría clases durante unos años consiguiendo elevar a algunos de sus alumnos hasta la categoría de cinturón negro.

Club "Arte y Deporte", 1989

En ese mismo año, en las instalaciones del antiguo dojo de Judo “Sanshiro”[4] en un bajo de la calle Pez Dorado, Antonio Avila comienza a dar clases de Goju-Kai, en lo que se conocía como “Goju-Ryu-Torremolinos II”, pero estas clases apenas durarían algo más de un año y se integran en el club de Lorenzo Marín.

Tras muchos años de éxitos deportivos y duro y constante entrenamiento, en diciembre del 2002 surge una nueva iniciativa y se crea en Torremolinos la Asociación Malagueña de Goju-Ryu presidida por Antonio Avila[5], con la intención de reunir a todos los practicantes de la escuela Goju-Ryu de la provincia. En el acto de presentación al que acudieron karatekas de todos los estilos  y que fue celebrado en el Centro Cultural Pablo Ruíz Picasso en Febrero del año siguiente, se expusieron los objetivos de esta organización sin ánimo de lucro, en torno al estudio de la tradicional práctica de este estilo considerado más que como un deporte, como una práctica de mejoramiento personal, de transmisión de cultura y de valores.

Socios fundadores de la Asociación Malagueña de Goju-Ryu
De izq. a der. Samantha Hernández, Antonio Avila, Susana Moreno, Pedro Galvan,
MIlagros Rivera y Panagiotis Mourtis.

Con instructores del Itosu-Kai malagueño. Acto de presentación de la AMGJ en Torremolinos., 2003

Estos objetivos, inicialmente valorados por todos, fueron relegándose con el tiempo a un segundo lugar en favor de la competición. Así a finales del 2003,  tras su primer viaje a Okinawa, Antonio Avila, y la junta directiva de la Asociación, deciden separarse definitivamente de la AGE y de la Federación Española, e  integrarse en la International Okinawan Goju-Ryu Federation (IOGKF), liderada por el gran maestro Morio Higaonna[6], para la práctica del mas tradicional Karate de Okinawa.


Entrenamiento IOGKF en la playa de los Alamos

Desde entonces Torremolinos mantiene una representación de la IOGKF Spain, y ha organizado en nuestro municipio multitud de actos culturales y de práctica del tradicional estilo Goju-Ryu, tanto en solitario como en colaboración con otras entidades. Podemos citar: jornadas de cultura japonesa, exposiciones de arte japonés, conferencias, video fórum de cine japonés, apoyo a programas de defensa personal femenina y de prevención de violencia de género, cursos de caligrafía japonesa, entrenamientos conjuntos con otras escuelas y disciplinas, etc. En el año 2015 la Asociación también colaboró activamente en el magno evento que supuso el XXX European Gasshuku celebrado en Málaga y que atrajo además de un nutrido grupo de maestros, a más de 500 karatekas de todo el mundo.


Sus asociados, además de la asistencia y participación en las actividades culturales, pueden mantener su práctica en las instalaciones del “Club Arte y Deporte”, participar en los entrenamientos mensuales para cinturones negros dirigidos por el maestro Luis Nunes[7], en los entrenamientos de invierno organizados en Torremolinos[8], en el anual Curso Nacional IOGKF y en los cursos internacionales.

XIV Kangeiko de Torremolinos, Febrero, 2017

Además es posible entrenar en el dojo central de Okinawa, así como en todos los dojo repartidos por España y en mas de 55 países.

IOGKF, Okinawa, 2016

Por lo que si en base a todos los datos que hemos visto, volvemos a realizar búsquedas en Google relacionadas con el Karate en Torremolinos, obtendremos la imagen real de su importancia y su proyección nacional e internacional.

Antonio Avila

[1]     El Maestro Yamashita en la actualidad 10º dan, continúa residiendo en Madrid
[2]     El director del Club Goju Ryu Torremolinos, Lorenzo Marín, es seleccionador nacional de kata y el club cuenta entre sus filas a integrantes de la selección española de Karate.
[3]     Actual directora del gimnasio tras la desgraciada pérdida de José Campos
[4]     El club Sanshiro fue abierto por Claude Rochefort pionero del Judo en Torremolinos.
[5]     Actualmente presidida por Carlos Cuesta, 3er dan IOGKF. Antonio Avila también es fundador y miembro de la Junta Directiva de otras Asociaciones como la Malagueña de Kobudo (1992) y la Hi no Hikari (2009) para el estudio de la cultura japonesa, esta última con sede en Torremolinos.
[6]     Morio Higaonna, 10º dan, es un maestro reconocido mundialmente. Crea la IOGKF en 1979 y desde 1980 ha visitado en varias ocasiones España. 
 [7] El maestro Luis Nunes, es 8º dan IOGKF y representante de la organización en España.
[8]     Ya en su XIV edición.

martes, 28 de marzo de 2017

KARATE EN TORREMOLINOS (I Parte)

En el gimnasio "Arte y Deporte". Febrero, 2017
Si en Google iniciamos una búsqueda con los términos “Karate” y “Torremolinos”, vemos que a pesar de la importancia de la practica a todos los niveles de esta disciplina en nuestro municipio,  los primeros resultados están aún copados por una esperpéntica y cutre película producida en el año 2003 titulada: “Karate a Muerte en Torremolinos”. 

Vamos a intentar darle al Karate su verdadero lugar y comenzaremos por el principio:

En el Torremolinos de los años 60 y 70, sin duda hubo karatekas británicos y sobre todo franceses que nos visitaron en sus vacaciones estivales, pero no fue hasta 1978 cuando se empezaron a dar clases de Karate en nuestro municipio. El primer estilo fue el Shukokai, creado por el maestro Chojiro Tani a finales de la década de los años 40[1].

El Shukokai se expande fuera de Japón en los años 60, y en los 70 ya existía un grupo estable en el Reino Unido, del que procedía Luis Vallespin Lajusticia. El zaragozano Luis Vallespin estaba afincado en Londres por motivos laborales y a finales de los años 70 se traslada a Torremolinos, donde dos de sus maestros ingleses habían alquilado un local para la práctica. Local que Vallespí abriría como el Shukokai Dojo situado en la primera planta del Edificio Entreplazas[2] y que se mantuvo abierto no más allá del año 1982.

Shukokai Dojo. Rv. "El Budoka", Feb. 1979.  En el centro J. Espiga y L. Vallespin

















Vallespin que en aquella época poseía el cinturón negro primer dan y tenía conocimiento del uso de varias armas del Kobudo, entabla amistad con otros dos karatekas que residían en Torremolinos: Jesús Espiga Rodríguez y Javier Brieva Ortega, y como se solía hacer en la época, frecuentemente practicaban juntos dentro y fuera del dojo.

J.Espiga y L. Vallespin en el Molino del Inca, 1979
Jesús Espiga ya había inaugurado su dojo, el Karate-Club-Málaga, en 1974, y como su nombre indica se ubicaba en Málaga capital siendo precursor de esta disciplina en la ciudad. Madrileño de nacimiento aprende Karate del estilo Goju Ryu en Alemania, de la mano del maestro Kiyoshi Ogawa, que era allí uno de los representantes de la línea japonesa de este estilo, el Goju-Kai, liderada entonces por el gran maestro Gogen Yamaguchi[3].

J. Espiga y J. Brieva en Pueblo Blanco.
Rev. El Budoka, Enero, 1979.
Javier Brieva aunque residente, tampoco es de Torremolinos. Nace en San Sebastián, y a temprana edad es alumno de los pioneros del Judo en Bilbao y mas tarde de los del Karate, aunque en el periodo del que ahora nos ocupamos, su maestro mas directo era Osamu Nomura del estilo Shotokai, que residía en Madrid. Por esos años, Javier comienza a ser un gran divulgador de las Artes Marciales, publicando multitud de artículos en la presa deportiva general y en publicaciones especializadas. En 1979 abriría su propio dojo en Málaga, el prestigioso “Gimnasio-Club-Brieva”.

Volviendo a Torremolinos, Jesús Espiga, entonces segundo dan de Goju-Kai, inaugura en 1979 el Karate-Club-Torremolinos, en los bajos del Edificio San Enrique. Allí impartiría clases secundado por alumnos suyos del Karate-Club-Málaga como Lorenzo Marín y Antonio Avila, y es allí donde está el origen de los que más tarde significaría el estilo Goju-Ryu en Torremolinos, tanto en lo tradicional como en lo deportivo.



Karate-Club-Torremolinos. Sentados en el centro Lorenzo Marín y Antonio Avila, 1980
 En esos años la pasión  por la práctica hacía que, como hemos dicho, fuera frecuente realizar entrenamientos complementarios al aire libre. Por ello tanto alumnos como profesores podían encontrarse ocasionalmente practicando en las playas o en los pinares del municipio.

Lorenzo Marín y Antonio Ávila. Playa de Los Álamos, 1980
Algunos de estos profesores eran además de origen japonés como Akihiro Mieno, de la escuela Itosu kai que vino desde Japón en 1976, o Masanori Muraishi de la escuela Gensei Ryu que llegó a Málaga en 1979. Ambos residían en Torremolinos a finales de los años 70, aunque impartían sus clases en Málaga. Otros, en sus visitas a la costa mantenían su práctica, como el legendario competidor aragonés Fernando Rosuero, amigo personal de Jesús Espiga.

J. Espiga y F. Rosuero
Las películas made in Hong Kong habían popularizado a las Artes Marciales asiáticas, pero aun llamaba mucho la atención ver a alguien “disfrazado” de karateka, por lo que se solían hacer muchas demostraciones con el fin de dar a conocer el Karate frente a otras disciplinas. En Torremolinos se aprovechaban los lugares de mayor afluencia de público para realizarlas, por lo que lugares y horarios insólitos hoy en día para hacer una demostración, eran “normales” en aquellos días.


A comienzos del año 1980 llega a Torremolinos el karateka de origen suizo Didier Kuchler[4]. Tras una temprana y exitosa etapa de competidor, se había trasladado a California donde practicó el tradicional estilo Shotokan del maestro Tsutomu Ohshima. Didier es acogido por Jesús Espiga ofreciéndole la impartición de clases en sus dojo de Málaga y Torremolinos. 

J. Espiga y D. Kuchler
Es una época de interacción con los alumnos de Goju-ryu, enriqueciéndolos con sus conocimientos e interviniendo en la preparación de varias competiciones

D. Kuchler como Coach de equipo Goju-Ryu, 1980
A finales del año 80, se independiza fundando el “Club Shotokan Karate-do”[5] en el primer piso del Edificio San Enrique.
Didier Kuchler en su dojo
A partir de ahí comienza la formación de muchos alumnos, convirtiéndose Torremolinos en la sede del Shotokan del maestro Ohshima en España, lo que refrendó con su primera visita realizada en Junio de 1982, dando notoriedad internacional al municipio gracias al prestigio mundial de este maestro.

Maestro Ohshima, D. Moreno (alumno del Karate-Club-Malaga)
y D. Kuchler. Torremolinos, 1982
Antonio Avila



[1]                 Tani sensei,  fue a su vez discípulo directo de Kenwa Mabuni, creador del conocido estilo Shito-ryu.
[2]     El mismo que en la actualidad ocupa el Club Goju Ryu Torremolinos.

[3]     Gogen Yamaguchi sensei era 10º dan y falleció en 1989. Jesús Espiga en 1977 lo conoce personalmente en Tokyo, y en la misma ocasión Javier Brieva, por primera vez en Europa, consigue una ya histórica entrevista con él.
[4]     Tristemente fallecido en el año 2015
[5]     Actualmente desaparecido.


lunes, 22 de agosto de 2016

EL KARATE DEL ZEN, EL ZEN DEL KARATE.

Morio Higaonna sensei en zazen
Como decía el conocido maestro de Yoga, Ramiro Calle, en la introducción de un ya viejo libro sobre el Zen y las Artes Marciales Japonesas (Ed. Cedel, 1968), para escribir sobre el Zen lo mas apropiado sería entregar un libro en blanco para que cada cual escribiese su propia experiencia, ya que todo lo que realmente puede escribirse sobre el Zen es precisamente eso: la propia experiencia.


En el Zen no hay nada sobrenatural, es un mapa que permite que cada cual recorra su propio camino. Personas corrientes con pasos normales van hacia la superación de la vulgaridad mundana y del vulgar estilo de vida egoísta, que no producen mas que sufrimiento y una vital desorientación. El maestro zen Tsuji Gestan (1647-1726) también maestro de espada (fundador de la escuela Mugen Ryu) decía que el Zen te enseña la importancia de la vida diaria. Enseña que la grandeza de la vida no radica en las cosas artificiales ni en las comodidades materiales (estamos hablando del siglo XVII), sino en la vida ordinaria, haciendo cosas ordinarias, de una manera ordinaria y es una desilusión creer que hay algo especial por el simple hecho de ser humanos y sentirnos superiores a otras formas de vida. Y lo que es mas importante, el Zen te muestra la realidad. La realidad es ver la vida desprovista de Ilusión, entendida la Ilusión como lo no real.

Maestro zen Taisen Deshimaru

El Zen no adoctrina, al contrario solo invita a que uno mismo recorra el camino y propone como método el zazen, solo sentarnos con nosotros mismos, sin estados de trance o alucinaciones, sin intereses personales, sin intención de logros… Solo desarrollar la consciencia del ser y del estar en cada momento, de la transitoriedad e impermanencia de todo lo que nos rodea a excepción del “aquí y ahora”.

La Iluminación, el satori, no son objetivos, no son estados excepcionales. El maestro zen Deshimaru decía: “El Satori es volver a las condiciones normales y comprender el sentido de todas las cosas de la vida sin coloración neurótica”. La experiencia del Zen es la consciencia ordinaria, el estado de alerta, la percepción abierta y directa, el control natural. Para ello debemos liberarnos de condicionamientos y visiones distorsionadas por las necesidades de un fuerte ego.


La practica del Zen está pues relacionada con la investigación sobre nosotros mismos y la relación con todo lo demás. Nos hace conscientes de la necesidad de una vida espiritual para enfrentarnos tarde o temprano a las verdades de la Vida. El maestro zen Nishiyama Kudo dice que el verdadero budismo es poner nuestra fe en la realidad, pero que esta realidad tiene dos aspectos: uno espiritual y otro material. Por ello se suele decir que el Zen no es ni racional ni irracional sino post-racional.

Daruma
Se atribuyen las siguientes palabras al mítico Bodhidharma (Daruma en jap.) considerado primer patriarca zen y origen de estilos de lucha y prácticas de Chikung (Kikô en jap): Conoce tu mente mediante la sabiduría interna y cuida tu cuerpo mediante la disciplina externa”. Este buen consejo, en nuestro caso, enlaza el Zen con el Karate-dô, convirtiéndose en una sola práctica.
 
No vamos a comentar la relación que siempre a tenido en Zen con las Artes Marciales japonesas, sino a centrarnos en la que tiene con el Karate desde que es Karate.

Algunos maestros okinawenses no ven clara esta relación y dicen que quién practica zazen para mejorar su Karate, es porque quizás su Karate no sea muy bueno. Desde otro punto de vista, otros opinan que el Zen no es diferente al Karate, pero no es para pelear mejor.

 Ambas disciplinas buscan conquistar el ego. Lo que se practica en el dôjô (de Karate o de Zen) es primeramente para lograr la victoria sobre uno mismo, requisito imprescindible para aspirar a vencer a otro, lo cual pasa entonces a ser secundario. Este es el sentido de su relación, no una simple estética de reglas y postureos, o de frases que solo “apestan a Zen”, una expresión que da a entender que no se comprende profundamente.

Karate y Zen coinciden totalmente en otros muchos elementos como la importancia del mokuso, el tanden, la respiración, la consciencia y la concentración. Ambos son esencialmente empíricos y animan a la practica, pues sin experiencia no hay aprendizaje real.

A continuación vemos algunos ejemplos y referencias de los maestros de Karate en relación al Zen:

Morio Higaonna sensei habla de que se cree que Chojun Miyagi sensei (1888-1953) se concentró mucho en las practicas ascéticas de la meditación zen. En su “Esbozo histórico del Karate” (Osaka, 28/1/1936) Miyagi sensei dice: “Al final hemos obtenido el lema correcto “mente primero y cuerpo después” que significa que Karate y Zen son lo mismo” Sin embargo Miyagi sensei no introdujo el Zen en el Karate de manera explícita.

Choki Motobu sensei (1870-1944) en “Watashi no Karate Jutsu” de 1933 habla de que la concentración y la tranquilidad de espíritu que proporciona el Karate es algo que tiene en común con el Zen.

A mediados de los años 20 Gichin Funakoshi sensei (1868-1957) comienza al practica del Zen con el abad Furukawa Gyodo en el templo Enkakuji de Kamakura (hoy en día existe en este templo una estela en su memoria con la inscripción Karate ni sen te nashi)
Shoshin Nagamine sensei: Matsubayashi-ryu

Shoshin Nagamine sensei (1907-1997) incorporó la practica de la meditación zen en sus clases, aunque decía que el Zen nunca influenció al Karate en el pasado.

Morio Higaonna sensei en su periodo de estancia en Tokyo dedicó un intenso esfuerzo a la practica y estudio del Zen. Como el mismo diría, llegó a la conclusión de que no era algo separado del Karate y que a través de la practica de este se podía seguir practicando Zen. Higaonna sensei mantiene una estrecha relación con Sogen Sakiyama Roshi de la secta zen Rinzai, quien fue alumno a su vez de Chojun Miyagi sensei en su juventud.

Sakiyama Roshi y Higaonna Sensei











Para terminar esta breve reseña daremos algunos consejos para la práctica del zazen, la meditación sentada, de la que se dice que es un kata con una postura única (K. Tokitsu).

En zazen hay dos instrucciones fundamentales: en la postura y en la respiración.
La postura perfecta en equilibrio perfecto, en inmovilidad y con el vientre (hara) libre.
Respiración armónica, abdominal y nasal. La lengua se pega al paladar.
Bodhidharma decía que “para ver un pez, se debe observar el agua”. Solo observaremos por tanto, desde nuestra solida postura y armónica respiración.

El maestro Kodo Sawaki en zazen
Pero pronto tomamos consciencia de que tenemos pensamientos que surgen de manera mecánica e inconsciente. De que son asociativos, valorativos y relacionados con nuestra emociones. Pensamientos que son creados por nuestro ego, con sus preferencias ilusiones, miedos, defensas, etc. Este ego no soy Yo, y aprendemos a dejar pasar los pensamientos como nubes. La mente llegará a disciplinarse en este sentido y podremos concentrarnos en la observación de nuestro verdadero Yo.

 “Las cosas son como son" decía el patriarca zen Eihei Dōgen.


Antonio Avila