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lunes, 6 de enero de 2025

NAVIDAD Y NUEVO AÑO 2025

 


    Las fiestas navideñas y el comienzo de un nuevo año, nos ofrecen valiosas oportunidades de celebrar especiales acontecimientos en los que compartir experiencias y estrechar lazos de amistad y compañerismo.





















    En el almuerzo navideño hacemos partícipes a nuestras parejas de la hermandad del dôjô. También es la ocasión que suelen aprovechar los alumnos para demostrar su aprecio y estima al sensei, en forma de regalos y gestos de cariño.
















    Para el primer entrenamiento del año, el Hajime Geiko, los cinturones marrones y negros han estado intensificando su práctica para mostrar su nivel en la ejecución de un kata o de algún ejercicio pre-establecido. Es además la ocasión para valorar y en su caso premiar a los más comprometidos con el entrenamiento durante el año que terminó. También para motivar la práctica en el año que comienza y comentar algunos de los principales eventos que están por venir.












    Finalmente, como un gesto inicial del cumplimiento de las metas personales de cada uno, el ritual del misogi nos obliga a la reflexión de lo pasado, a desprendernos de aquello que nos lastra y a experimentar, al salir de las aguas del mar, que partimos de un nuevo punto de salida sintiéndonos en cierto modo “purificados”, saludando con humildad y agradecimiento a la impresionante Naturaleza que este año nos ha acompañado.

    Para terminar, queremos expresar nuestro agradecimiento a Paco Galvez, por la organización del almuerzo de Navidad y a Andrés López y su esposa Lore por estar siempre atentos en documentar fotográficamente todas nuestras actividades.

    Os deseamos una excelente progresión en todos los aspectos de la práctica del Karate-dô en este año 2025.



A.M.G.K.
















miércoles, 17 de enero de 2024

MISOGI 2024

 




Misogi.



Cuando el mar aún guarda el sueño de la noche

llega el grupo a la playa,

los cinturones se anudan al silencio

que se consuma a la señal del maestro,

ciento ocho pasiones aferradas en los puños,

y una dulce voluntad recién estrenada.

Una leve llama se precipita al azul

una silenciosa cascada de luz

mientras crepita el sonido del tsuki,

al mar se le entregan los propósitos

que guardará en la gran caracola

del templo de su memoria.

Victoria Eugenia Gómez Sánchez





























































miércoles, 4 de enero de 2023

MISOGI A ORILLAS DEL MEDITERRÁNEO

 


    Ante todo: os deseo a todos un muy alegre, saludable y próspero 2023.

    Aún recuerdo con nitidez el primer año que participé en el Misogi, cuando todavía no había puesto ni un pie en el dojo, invitada por sensei Antonio, por ser una de sus alumnas de Chikung. Pero eso es otra historia.

    Y escribo estas líneas para reflexionar a través del teclado sobre lo que me he perdido al inicio de este año recién estrenado.

    He echado de menos terminar el día 1 de enero dejando preparado mi karategi. Sacar el cinturón blanco, pensar en cuánto significa para mí, en cuánto tiempo hace que me lo anudé por primera vez.



    El día 2 se me ha hecho raro no vestirme de blanco (con alguna capa de abrigo “secreta” por si acaso).Me ha faltado el “corre-corre que no llego a las ocho a Los Álamos”, mientras echo un ojo al grupo de whatsapp del dojo.

    Y me he perdido ser parte del grupo madrugador,risueño que se congrega puntual bajo las palmeras, dejando los bártulos entre saludos y abrazos, donde siempre Pepa y Lori y algún acompañante más, se encargan de cuidar todas las cosas.

    Después me ha faltado el momento de concentración, en el que toca prestar atención a las indicaciones de nuestro sensei Antonio, para recordarnos una vez más cómo se va a desarrollar la ceremonia.

















    Y por primera vez en 8 o 9 años, no he estado entre los que se van colocando en su lugar y acomodando para comenzar la meditación, en seiza, (o como buenamente se pueda) sintiendo la arena fresca bajo las rodillas y los pies.

    No he oído el sonido del cuenco.

    No he entrecerrado los ojos, con la mirada a metro y medio delante de mí.

    No he sentido mi respiración acompasarse con el movimiento de las olas, ni me ha dado frío, ni calor, ni me ha picado la nariz en el peor momento, ni he tosido, ni me he tenido que cambiar de postura por algún calambre inoportuno.

    Ni vi pasar las aves marinas a ras de las olas, ni cómo cada vez se ponía más claro el horizonte hasta que el sol se asoma con dándonos la bienvenida.

    Nada de eso…ni he contado los minutos a base de inspiraciones cada vez más pausadas, ni he meditado, ni me ha rozado la brisa, ni he olido a algas, ni notado el sabor a sal en los labios, ni se me ha hecho corto, ni largo, ni …

    Tampoco he escuchado que sonara el cuenco otra vez, con tres toques que de repente parecen haber llegado demasiado pronto. O que en otras ocasiones supusieron un inmenso alivio.

    Y no, no me he puesto nerviosa, porque no me ha tocado contar ninguno de los 108 tsukis.

    Me ha faltado escuchar el ichi, ni, san, shi, go, roku, shichi, hachi, kyuu, juu de los senpai encargados de contar los tsuki de 10 en 10 hasta llegar a los 8 últimos y sus respectivos y liberadores kiais.








    Luego, no he tenido que decidir si me metía en el agua transparente del Mediterráneo o si permanecía en la orilla para realizar el primer sanchindel año.

    Ni he posado mi mirada en quienes sí se han metido en el agua, serenos, sin dudar, sin aspavientos, sumergiéndose entre las olas, antes de regresar paso a paso, marcha atrás, a la firme arena.

















    Y el primer tensho bajo los tímidos rayos de sol…¡eso también me falta!

Obviamente no he salido en la foto de grupo, donde durante el posado, los menos frioleros, o los más decididos, siempre reparten sus abrazos mojados con todos, entre risas y camaradería.

Además, me quedo sin saber quién ha lucido su palmito para optar a ser el MisterDojo 2023.













    Por supuesto tampoco he tomado ningún café, ni churros, ni he compartido ninguna charla en el desayuno con el que concluye el Misogi.

    Pero viendo el reportaje de fotos (de Lori y Andrés, siempre dispuestos con su cámara) me he sentido partícipe y con muchas ganas de recuperar tan buenas costumbres.

    Lo dicho: ¡Feliz año nuevo!

Violette Oudkerk

lunes, 19 de diciembre de 2022

PREPARANDO EL MISOGI DEL 2023

 


      El próximo mes de Enero hará doce años desde que realizamos el primer Misogi de Año Nuevo.
    Los dos primeros fueron especialmente duros porque se celebraron el 1 de Enero, tras haber dormido poco, y porque en ambas ocasiones nos acompañó un especial frío, viento, lluvia y un mar revuelto.
    Muchos alumnos pasaban el fin de año fuera de Torremolinos y les era imposible asistir al misogi el día 1, por lo que decidimos realizarlo el día 2. Desde entonces la participación fue en aumento y hemos tenido la suerte, desde entonces, de disfrutar de amaneceres tranquilos y con el mar en calma.
    Además de los alumnos de Goju-Ryu se nos han unido con frecuencia a este ritual alumnos y compañeros de otras escuelas e incluso de otros lugares. También de otras disciplinas como el Chikung, el Yoga, el Tai Chi… La verdad es que acogemos a todos los que quieran acompañarnos.
    Como solemos hacer, también este año haremos un breve descripción de en que consiste este simbólico ritual.
    El Misogi, proviene de la tradición shintoísta, y traducido de forma amplia como “purificación”, es un acto destinado a renovar nuestra voluntad de mejora corporal, técnica, mental y espiritual (Shin-Gi-Tai) en el nuevo año.

    Para la ceremonia debemos llevar nuestro karategi y cinturón blanco. (Los no practicantes de Karate procurarán en lo posible ir de blanco para no desentonar), así como toalla y ropa seca (en el caso de que se piense entrar en el agua).

    A las 8:00 nos reunimos en el oasis de la playa de los Alamos de Torremolinos (bajando desde la gasolinera de los Alamos, la playa que nos encontramos justo al frente). Tras los preceptivos saludos de Año Nuevo, procuramos mantener una actitud concentrada, quedando fotos y anécdotas para mas tarde.



    A las 8:15 comenzaremos con una meditación en dirección este, hacia la salida del Sol, que tendrá lugar a las 8:30. (los karatecas en posición de seiza, el resto en la posición sentada que mejor les venga o en la que suelan hacer meditación). Es una ocasión para limpiar nuestra mente de pensamientos sobre asuntos pasados y tomar consciencia del momento presente.

    Al salir el Sol, saludaremos y realizaremos una serie de 108 tsuki (golpes directos), liberando toda nuestra energía como agotando una batería para una nueva y fresca recarga. La ejecución de estos golpes no tiene ninguna exigencia técnica (vale simplemente lanzar los brazos hacia adelante) y solo es una manera simbólica de tomar consciencia del deseo de acabar con las malas pasiones que nos atenazan (108 según el Budismo) aunque podemos enfocarnos en las que queramos superar de manera personal.


    Tras esta serie de golpes sin ningún temor, duda o comentarios, nos sumergiremos en el agua y allí realizaremos el kata Sanchin, haciéndonos sentir a través de su concentración y potente respiración la renovación de cuerpo, mente y espíritu. Otros estilos podrán realizar otro kata similar o simplemente algún ejercicio respiratorio potente al igual que los no practicantes. Estos últimos, si lo desean, pueden también simplemente sumergirse y salir. De nuevo sumergirse en el agua es una acto de purificación, de limpieza de aquello de lo que queramos desprendernos del pasado.

    El entrar en el agua es optativo pero debe ser una decisión tomada de antemano. Si decidís entrar, lo haréis a toda costa. Sin decidís no hacerlo, sin perturbación ni culpa, realizaréis el kata en la orilla, o mantendréis una meditación de pie.



    Finalizado el kata Sanchin en el mar, con la sensación de salir “limpio” del agua e iniciar un nuevo año, realizaremos el kata Tensho en la orilla como el primer acto consciente de nuestros nuevos propósitos. Quién no conozca o domine este kata, volverá a realizar Sanchin., o alguna de las practicas descritas (respiración, meditación…)



    Tras un respetuoso, profundo, sincero y humilde saludo, daremos por concluido el ceremonial. Ahora será el momento de las fotos de recuerdo.


    Nos pondremos ropa seca, apoyados por los compañeros y compañeras.


    Después desayunaremos todos juntos.

    El Misogi es un acto de voluntad que no depende de las condiciones atmosféricas, por lo que se celebrará aunque llueva, haga frío o el mar esté revuelto. Cada cual valorará en función de su fortaleza mental o de su salud si es aconsejable el realizarlo o de que manera. Es un acto personal, no en competición con el resto, por lo que cada uno decide como hacer su propio misogi.
    La Vía Espiritual del Karate (Karate-dô) necesita que de vez en cuando hagamos de manera efectiva un gesto de compromiso con ella. Alinearse con las fuerzas de la Naturaleza y buscar en ella nuestro Ser original; una mente clara y libre de nuestro falso ego.

    Es una oportunidad única de realizar Shugyo, el entrenamiento austero que nos saca de nuestras confortables costumbres y nos permite evolucionar. Es beneficioso para nuestra renovación, para “poner de nuevo las cosas en orden” y para reflexionar sobre nuestras intenciones y objetivos en el nuevo año.

Antonio Ávila

Fotos: Andrés - Misogi, 2022.